Preguntas de estudio:
1. ¿A qué compara el profeta nuestra justicia? IsaÃas 64:6
2. ¿Qué significa la imagen del alfarero y el barro? IsaÃas 64:8
3. ¿Cuál es la promesa del Señor sobre cielos nuevos y tierra nueva? IsaÃas 65:17
Comentario y reflexión:
IsaÃas 64 y 65 exploran con gran profundidad el juicio de Dios, su misericordia y sus promesas para su pueblo, presentando lecciones atemporales sobre el arrepentimiento, la obediencia y la esperanza en la restauración.
El capÃtulo 64 comienza con una súplica apasionada para que Dios manifieste su poder y presencia como lo hizo en el pasado. IsaÃas expresa un anhelo ferviente por una intervención divina que haga conocido el nombre de Dios entre sus adversarios y provoque asombro en las naciones. Este clamor refleja la esperanza en la segunda venida de Cristo, cuando Dios intervendrá de manera decisiva en la historia de la humanidad.
El profeta asegura que Dios actúa a favor de aquellos que esperan en Él y siguen sus caminos. La alegrÃa y esperanza de los creyentes están profundamente arraigadas en los planes inmutables de Dios, que son más grandes que la comprensión humana pero completamente suficientes. Este pasaje destaca la comunión entre un Dios lleno de gracia y aquellos que confÃan en Él, instando a los creyentes a alinear sus vidas con Su voluntad y verdad.
IsaÃas reconoce la pecaminosidad del pueblo, comparando la justicia humana con “trapos de inmundicia” (IsaÃas 64:6). Incluso las mejores obras humanas, manchadas por el pecado, son insuficientes sin la gracia purificadora de Dios. Esta confesión subraya la naturaleza destructiva del pecado, que nos separa de Dios y trae sufrimiento.
A pesar de sus fallos, el pueblo apela a la misericordia de Dios, reconociéndolo como su Padre y alfarero, quien los moldea a su imagen. Claman para que Dios modere su ira y les ofrezca restauración. IsaÃas recuerda que la verdadera oración implica fe, perseverancia y humildad. Aunque las respuestas puedan tardar, Dios es fiel para responder a quienes lo buscan sinceramente.
En IsaÃas 65, Dios declara su disposición a recibir a quienes lo buscan, contrastando la respuesta inesperada de los gentiles a su gracia con la rebelión persistente de Israel. A pesar de las constantes invitaciones, Israel eligió la idolatrÃa y la autosuficiencia, contristando al EspÃritu Santo. Sus prácticas incluyeron sacrificios en lugares prohibidos, consumo de alimentos inmundos y un rechazo abierto de las leyes de Dios.
IsaÃas advierte que el juicio de Dios es inevitable. Él recompensará a cada persona según sus obras, haciéndonos responsables incluso de los pecados secretos. Este es un llamado a la vigilancia, humildad y obediencia, recordando a los creyentes que ningún pecado pasa desapercibido ante Dios.
El profeta anuncia “cielos nuevos y tierra nueva” (IsaÃas 65:17), una creación restaurada que refleja el propósito original de Dios. Esta visión se aplica inicialmente a la posible restauración de Israel tras el exilio babilónico, pero también señala el cumplimiento final del reino de Dios.
La imagen describe un mundo de paz, gozo y abundancia, donde el pueblo de Dios vive seguro y recibe el fruto de su trabajo. Sin embargo, ciertos elementos, como la muerte y los niños (versÃculos 20, 23), sugieren una interpretación metafórica al considerar la descripción del Nuevo Testamento sobre un mundo eterno sin muerte ni pecado (Apocalipsis 21:4).
IsaÃas también aborda las instrucciones sobre la dieta dadas por Dios a Israel, como la prohibición del cerdo y otras carnes inmundas. Estas leyes reflejaban la preocupación divina por la salud fÃsica y espiritual, apartando a su pueblo para la santidad. El desprecio de Israel por estos principios resultó en un declive espiritual y perjuicio fÃsico.
Las enseñanzas de IsaÃas recuerdan la importancia de respetar el diseño de Dios para la vida humana, incluyendo la salud y la conducta moral. Rechazar los mandamientos divinos conduce a consecuencias imprevistas, tanto a nivel individual como colectivo. Incluso en contextos modernos, estos principios inspiran a los creyentes a alinear sus estilos de vida con la sabidurÃa de Dios.
IsaÃas 64 y 65 enfatizan las consecuencias del pecado, la urgencia del arrepentimiento y la esperanza de la restauración divina. Estos capÃtulos nos desafÃan a alinear nuestras vidas con los propósitos de Dios, confiar en sus promesas y prepararnos para el establecimiento de su Reino. Al buscar a Dios con humildad y fe, los creyentes pueden esperar con confianza el dÃa en que Él renovará la creación y morará con su pueblo para siempre.