Martes, febrero 4 – 2 Reyes 24, 25 – Lectura adicional: Profetas y Reyes, págs. 422-451; Historia de la Biblia, Vol. 5, págs. 190-192

1. ¿Qué papel jugaron las decisiones de los cuatro reyes (Joacaz, Joacim, Joaquín y Sedequías) en la caída de la nación? (2 Cr. 36:5)

2. ¿Cómo refleja la destrucción de Jerusalén y el exilio de su pueblo las consecuencias de apartarse de Dios? ¿Qué nos enseña esto sobre la importancia de la obediencia? (2 Cr. 36:16)

3. A pesar de su desobediencia, Dios mostró su misericordia al pueblo, pero ellos se negaron a escuchar. ¿Cómo podemos nosotros abrazar la gracia de Dios en tiempos de fracaso personal o dificultades? (2 Cr. 36:15)

Comentario y reflexión:

A menudo, cuando enfrentamos pruebas y tribulaciones, pensamos que provienen de un enemigo que busca destruirnos, cuando en realidad es la mano de Dios tomando medidas desesperadas para salvarnos. En Génesis 32, Jacob pensó que Esaú era el enemigo, pero se encontró luchando con Dios. Una vez que Jacob estuvo bien con Dios, Esaú ya no era su enemigo. Más tarde, José fue vendido como esclavo en Egipto por sus hermanos. Al principio parecía que sus hermanos eran el enemigo, destruyendo todos sus sueños. Sin embargo, en Génesis 45:5, José se da cuenta de que fue Dios quien lo envió a Egipto para hacer realidad esos sueños.

Los capítulos 24 y 25 de 2 Reyes son un relato triste de los últimos días de Judá. Babilonia es un tirano cruel, pero aunque parece que la destrucción viene de la mano de Babilonia, es Dios obrando a través de Babilonia para humillar a su pueblo y llevar a un remanente al arrepentimiento y la restauración. Daniel 1:2 nos dice que Dios entregó a Joacim en manos del rey de Babilonia. En 2 Reyes 24:2, se menciona que Dios envió bandas saqueadoras a Judá. Por supuesto, hubiera sido mejor que Judá se mantuviera fiel a Dios. No era su voluntad que todo esto sucediera. Es un capítulo muy triste y doloroso en la historia del pueblo de Dios. Pero incluso en todo esto, Dios estaba obrando para redimir y restaurar a su pueblo. Fue en medio de su experiencia más oscura que Dios les dijo: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” (Jeremías 29:11, RV60).

Mientras Judá experimentaba las consecuencias naturales de su rebelión, Dios usaba a un tirano como Nabucodonosor para llevar a un remanente al arrepentimiento y la restauración. Años después, leemos en Juan 8:2-11 sobre hombres malvados que, con malas intenciones, sedujeron a una mujer al pecado y la arrastraron al templo una mañana pensando que habían asegurado su destrucción. Sin embargo, inadvertidamente la llevaron a los pies de Jesús, donde encontró salvación, redención y restauración.

En esa historia, Jesús escribió sus pecados en la tierra, revelándolos de manera privada para proteger la dignidad de esos hombres malvados, así como la de la mujer. En esta fea situación, Jesús seguía obrando para salvar a todos los involucrados. De manera asombrosa, en Daniel 4 leemos sobre la conversión de este mismo Nabucodonosor que aparece en 2 Reyes 24-25.

Sí, 2 Reyes 24-25 es una historia muy fea que nunca debería haber sucedido. Pero aun así, Dios tenía un plan. Al igual que Jesús tenía un plan para salvar a todos los involucrados en esa historia del templo en Juan 8, Dios también tenía un plan para salvar a todas las personas malvadas involucradas en la historia de 2 Reyes 24-25. En los momentos más oscuros de la historia de Judá, Dios seguía mostrando su misericordia y planeando una manera de redimir y restaurar a todos los involucrados, incluido Nabucodonosor.

Por el pecado de Judá, la situación no era bonita, pero puedes avanzar al libro de Nehemías y leer sobre la restauración de Judá. Sí, por la gracia de Dios, todo lo que fue destruido fue reconstruido. Donde vemos la fealdad del hombre, vemos la belleza de Dios. Incluso en las horas más oscuras, Dios mostró misericordia a Joaquín.

Amigo, ¿cómo estás hoy? ¿Está tu negocio desmoronándose, tal vez tu familia o tu vida personal, o incluso las tres, debido a malas decisiones que has tomado? Si es así, podrías enfrentar días muy oscuros y difíciles. Pero ánimo: Dios aún tiene un plan para redimirte y restaurarte, al igual que lo hizo con Judá, Nabucodonosor, la mujer en Juan 8 y los hombres malvados que la llevaron allí ese día.

Las pruebas y tribulaciones que enfrentas hoy no provienen de un enemigo que busca destruirte, sino de un Dios amoroso que intenta redimirte y restaurarte.