


Viernes, julio 11 – Hechos 22, 23
1. ¿Cómo captó Pablo la atención de los judíos al dirigirse a ellos en su defensa? (Hechos 22:1, 2)
2. ¿Qué resumen presentó Pablo a los judíos para que conocieran su experiencia en el judaísmo? (Hechos 22:3–5)
3. ¿A qué apeló Pablo para librarse de ser flagelado? (Hechos 22:24–29)
4. ¿Qué estrategia siguió Pablo ante el Sanedrín para que sus planes malvados no se consumaran? (Hechos 23:1–11)
Continuamos con las incidencias de Pablo en Jerusalén frente a los judíos, el Sanedrín y las autoridades romanas. El apóstol presentó su poderosa y prudente defensa, amparado en su confianza en Jesús, que lo había llamado a su ministerio. Su decisión de ir a Jerusalén estuvo dirigida por la providencia divina. Como veremos, esa seguridad la recibió del mismo Jesús, cuando le indicó que lo protegería del odio ciego de los judíos hacia él, para que cumpliera su ministerio entre los gentiles.
Es muy dramático e impresionante el relato que inició en el capítulo 21 en cuanto al arresto de Pablo en Jerusalén. En los versos 37–40 el apóstol pidió, y se le concedió, dirigirse a los judíos. Para intentar captar la atención de los judíos, se dirigió a ellos en hebreo, su idioma natal (vv. 1 y 2).
Les hablo con mucho tacto y prudencia. Al notar que continuó hablándoles en hebreo, le escucharon en silencio con mucha atención. Les indicó que era judío de sangre, aunque nacido en Tarso, en Asia Menor. Fue instruido por Gamaliel, un respetado rabino y miembro del Sanedrín.
Al decirles que antes había sido un ferviente defensor de la religión judía e indicarles que persiguió a los primeros cristianos, muy probablemente los líderes religiosos presentes en aquella turba lo recordarían en su celo perseguidor contra la nueva secta (El Camino).
Aquellos judíos que escucharon el relato de la conversión de Pablo no podían menos que saber que solo un milagro de Dios podía haber producido la transformación del apóstol. Pero la dureza del corazón de los oyentes no permitió que la luz de la verdad los sacara de sus tinieblas espirituales.
En los versos 17–21, Pablo resumió su experiencia cuando llegó a Jerusalén, diciendo que mientras oraba en el templo, le sobrevino un éxtasis o una visión celestial. Al pronunciar las palabras del verso 21: “Pero me dijo: Ve, porque yo te enviaré lejos a los gentiles”, los judíos no podían soportar más. Entonces alzaron la voz, diciendo: “Quita de la tierra a tal hombre, porque no conviene que viva”.
Turbado el tribuno por la reacción de la multitud, ordenó que Pablo fuera encarcelado. Sin conocer los detalles del estatus del acusado, ordenó que lo ataran y azotaran para que confesara la razón del clamor contra él. Es en esas circunstancias que Pablo recurre a defender sus derechos como ciudadano romano por nacimiento. Ahora el preocupado era el tribuno. Él sabía muy bien que las leyes del imperio prohibían que a un ciudadano romano ni siquiera se le atara, y mucho menos que se lo flagelara sin antes pasar por un proceso judicial.
El próximo paso por parte del tribuno fue convocar a los principales sacerdotes y a todo el concilio o Sanedrín. Al iniciar su ponencia, Pablo contempló con seriedad al concilio, pero con respeto, recalcó que él ha vivido con limpia conciencia delante de Dios.
La próxima escena llama la atención por la astucia de Pablo al traer al concilio un punto que provocó que sus participantes, fariseos y saduceos, se dividieran. Señaló que estaba siendo juzgado por creer en la resurrección. Los fariseos, que creían en la resurrección, se pusieron del lado del apóstol y consideraban que se estaba cometiendo una injusticia al juzgarlo. El funcionario romano rescató a Pablo para que no fuera asesinado en aquella ocasión.
El próximo episodio nos habla de un complot para asesinar a Pablo por parte de unos 40 judíos que hicieron un voto sagrado para lograr su objetivo. Cuando personas sin escrúpulos se empeñan en lograr sus objetivos, emplean argumentos y prácticas religiosas para aparentar que están haciendo la voluntad de Dios.
Nuevamente la providencia divina obró para proteger a su siervo. Por vía de un sobrino de Pablo, el tribuno se enteró del complot planeado. Este hizo los planes para enviar el caso de Pablo ante el gobernador Félix. Para ello organizó una guardia para proteger al apóstol. Estos debían recorrer una distancia de unos 100 km hasta Cesarea de los Mares. La misión se cumplió con éxito. Sin lugar a duda, Dios estaba detrás de todos estos acontecimientos. Mañana se continuará con la defensa de Pablo ante el gobernador Félix.
De la experiencia de Pablo en Jerusalén y las pruebas que tuvo que afrontar, podemos corroborar que Dios se levanta como Poderoso Gigante para proteger a sus hijos en sus circunstancias más adversas. Que cuando nos toque testificar por Él, roguemos nos dé la fe de Pablo. Que nos mantengamos fieles, aunque se desplomen los cielos. Que así nos ayude el Señor.
Que todos tengan un bendecido día en la presencia de Dios.