


Sábado, julio 12 – Hechos 24,25 – Lectura adicional, Los Hechos de los Apóstoles, capítulo 39
1. ¿Qué contraste se presentó entre la presentación acusadora de Tértulo y la defensa del apóstol Pablo en Cesarea? Hechos 24:2-5, 14-16
2. ¿Quiénes eran en realidad Félix y Drusila y por qué querían escuchar a Pablo? Hechos 24:24
3. ¿Cómo reaccionó Félix a la predicación del apóstol Pablo? Hechos 24:25
Cinco días después de la llegada de Pablo a Cesarea, llegaron sus acusadores de Jerusalén acompañados por Tértulo, orador que habían contratado como abogado. Notable fue la diferencia de la presentación de este sujeto bien dotado de oratoria, pero muy pobre en principios morales y la del fiel siervo de Dios. Aquí vemos a dos hombres delante del procurador romano, Tértulo y Pablo.
El abogado contratado para acusar a Pablo consideró que la adulación tendría más influencia en el gobernador romano que la simple declaración de la verdad y la justicia. El astuto orador comenzó su discurso alabando a Félix, y en su alabanza hipócrita descendió a la mentira descarada porque el carácter de Félix era vil y despreciable. Sin embargo, Félix era bastante perspicaz para discernir la disposición y el carácter de los acusadores de Pablo. Sabia con qué motivo lo habían adulado y notó también que no habían probado sus cargos.
Pablo no desperdició palabras en adulaciones, declaró sencillamente que podía defenderse y probó su inocencia. Si bien confesó que, según El Camino que ellos llamaban herejía, había adorado al Dios de sus padres, aseveró que había creído siempre todas las cosas que en la ley y los profetas están escritas. Además, tenía fe en la resurrección de los muertos y declaró que el propósito dominante de su vida era tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres.
Félix era el procurador romano de Judea, hermano menor de Marco Antonio Palas, quien fue Secretario de Hacienda durante el reinado del emperador Claudio. Drusila, su esposa, era hija de Herodes Agripa el Grande y había sido casada previamente con el rey Aziz de Emesa. Félix y Drusila habían sido los progenitores de Marco Antonio Agripa y Antonia Clementina. Drusila era una mujer poderosa y bien conocida por su belleza. Era de descendencia judía y pertenencia a la dinastía herodiana. Drusila y Félix vivían en concubinato. Ella había nacido en el año 38, poco después de la conversión de Pablo.
El proceso contra el apóstol se llevó a cabo con mayor probabilidad en el año 57, así que Drusila tenía ahora unos 19 años. Se cree que ella tenía fascinación por el mensaje de Pablo y esto pudo haber influido en Félix. Al ser de descendencia judía, Drusila posiblemente tenía curiosidad por las enseñanzas de Jesús.
Pablo presenta el Evangelio de Cristo, que no solo contenía la fe en el resucitado, sino también la justicia, el dominio propio, con énfasis en la castidad conyugal y el juicio venidero. Podemos imaginarnos el terror de Félix ante estas enseñanzas que le atañían. La reacción del procurador fue la del que tiene mala conciencia, siente miedo y no quiere que sigan exponiéndole la verdad. Sin dudas el desorden de la vida hace rechazar la luz.
El terror de Félix el gobernador contrasta con la valentía del apóstol. Pablo en su predicación no hacía acepción de personas como tampoco lo hace la Palabra de Dios. En sus mensajes, Pablo siempre procuraba llegar al fondo de los corazones de sus oyentes a fin de convencerles de pecado y prepararlos para recibir la salvación. Félix, como su compañera, eran pecadores endurecidos. Sin embargo, Pablo no deja de anunciarles el evangelio salvador. Notemos el poder de la Palabra de Dios: consuela o aterra, salva o endurece. Félix se despidió abruptamente del predicador: “vete ahora pero cuando tenga oportunidad te llamaré”. Su forma revela temor por las consecuencias del pecado, pero no quiso luchar contra esta convicción, por lo que permaneció en obscuridad y condenación.
Aquí vemos el contraste entre la hipocresía y la sinceridad, la verdad y la mentira. Los hombres de Dios siempre deben hacer honor a la verdad sin importar las consecuencias. Tanto Félix como Drusila tuvieron la oportunidad de escuchar la verdad, el mensaje de salvación. Hoy muchos como ellos, al recibir el mensaje, hacen su decisión para vida o para muerte. Bienaventurados aquellos que eligen la vida.
Que la bendición del Todopoderoso los acompañe hoy y siempre.