


Viernes, marzo 14 – Daniel 4, 5
1. ¿Cómo contrasta la actitud de Nabucodonosor en los capÃtulos 1-3 con el capÃtulo 4?
2. ¿Cómo mostró Dios su paciente misericordia hacia el rey, llevándolo finalmente a aceptarlo?
3. ¿Cuán gradual fue la transformación de Nabucodonosor de ser un monarca pagano e idólatra a un verdadero adorador de Dios?
4. ¿Tuvo Belsasar la misma oportunidad de salvación que su abuelo Nabucodonosor?
5. ¿Cuántos elementos dispuso Dios para que Belsasar se salvara?
El libro de Daniel sirve como un mapa profético desde el siglo VI a.C. hasta el fin del tiempo. Junto con Apocalipsis, forma un par perfecto para interpretar las profecÃas del tiempo del fin. Estos libros fueron fundamentales en la fundación de la Iglesia Adventista del Séptimo DÃa como el remanente visible de Dios para este tiempo.
Daniel 4 está estructurado en cinco secciones:
1. El sueño aterrador
2. El rey relata su sueño a Daniel
3. Interpretación y advertencia de Daniel
4. Castigo del rey por su orgullo
5. Arrepentimiento y restauración del rey
Han pasado más de 20 años entre los capÃtulos 1-3 y el 4. Este capÃtulo es único porque es una proclamación real de Nabucodonosor. Su actitud cambia drásticamente de ser un gobernante despiadado y arrogante a ser un hombre humilde que reconoce a Dios. Anteriormente, emitÃa decretos severos y mostraba tendencias violentas, pero ahora saluda a su pueblo con paz: “Paz os sea multiplicada” (Daniel 4:1).
Por primera vez, reconoce al Dios AltÃsimo en lugar de referirse a Él a través de Daniel. Su testimonio de lo que Dios ha hecho es sincero. Sin embargo, el sueño le recuerda la naturaleza pasajera del poder terrenal. Llama a sus consejeros, pero nuevamente no logran interpretarlo.
Daniel, aunque inicialmente ausente, es llamado y cuidadosamente explica el sueño: el gran árbol representa el poder de Nabucodonosor, pero será derribado como juicio por su soberbia. Daniel le ruega al rey que se arrepienta: “Redime tus pecados con justicia, y tus iniquidades haciendo misericordias para con los oprimidos; si tal vez sea eso una prolongación de tu tranquilidad” (Daniel 4:27).
Lamentablemente, Nabucodonosor ignora esta advertencia. Un año después, mientras se jacta de sus logros, el juicio cae sobre él. Es afligido con una enfermedad mental (posiblemente boantropÃa), que lo hace vivir como un animal durante siete años. Después de esta experiencia de humillación, reconoce la soberanÃa de Dios y su reino es restaurado. Sus últimas palabras registradas testifican el poder de Dios: “Ahora yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo” (Daniel 4:37). Su transformación nos enseña que la salvación está disponible para todos los que se arrepienten.
Daniel 5 relata la última noche de Babilonia. Belsasar, nieto de Nabucodonosor, organiza un festÃn lujoso y arrogantemente usa los vasos sagrados del templo para honrar a sus falsos dioses. A diferencia de su abuelo, quien finalmente se arrepintió, Belsasar rechaza las advertencias de Dios con desafÃo.
De repente, aparece una mano y escribe en la pared del palacio. El rey palidece y tiembla, su arrogancia se convierte en terror. Sus sabios no pueden interpretar la inscripción. La reina madre le recuerda a Daniel, quien es llamado.
Daniel, ahora un anciano, rechaza las recompensas del rey y lo reprende con valentÃa: “Y tú, su hijo Belsasar, no has humillado tu corazón, sabiendo todo esto” (Daniel 5:22). A pesar de conocer el testimonio de su abuelo, Belsasar lo ignoró.
La interpretación: Mene, Tekel, Upharsin
1. Mene – “Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin.”
2. Tekel – “Has sido pesado en balanza, y fuiste hallado falto.”
3. Peres – “Tu reino ha sido quebrantado, y dado a los medos y a los persas.”
Esa misma noche, Babilonia cae cuando los persas entran por el drenado rÃo Éufrates. Belsasar es asesinado, cumpliéndose el juicio de Dios.
Nabucodonosor y Belsasar enfrentaron las advertencias de Dios, pero sus respuestas fueron diferentes. Uno se arrepintió y fue restaurado; el otro permaneció desafiante y pereció. Sus historias nos recuerdan que la salvación es una elección.
Las palabras de Pablo resuenan hoy: “He aquà ahora el tiempo aceptable; he aquà ahora el dÃa de salvación” (2 Corintios 6:2).
Aprendamos de la historia y elijamos la humildad ante Dios.