Domingo, mayo 11 – Lucas 16, 17

1. ¿En realidad alabó el amo al mayordomo infiel? Lucas 16:8

2. ¿Qué quiso enseñar Jesús en la parábola del rico y Lázaro? Lucas 16:19-31

3. ¿Por qué dijo Jesús: “El reino de Dios no vendrá con advertencia”? Lucas 17:20

Es evidente que el amo no alaba la conducta del mayordomo pues lo consideraba infiel, sino que alaba la sagacidad con que había obrado a favor de sí mismo, al hacer los arreglos con los arrendatarios de tal manera que las deudas de estos aparecieran en los libros del amo mucho menores de lo que en realidad eran. El Señor Jesús saca de esta parábola la siguiente conclusión: “Los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de la luz”. La interpretación correcta es que quienes no temen a Dios dentro de su falta de escrúpulos de conciencia y sin temor y respeto, son más sagaces que lo que los hijos de Dios deberían ser para sacar provecho de sus relaciones con otros hombres semejantes ellos. ¡Cuánto más sagaces y reflexivos deberíamos ser nosotros en las cosas espirituales que duran por toda la eternidad!

Son muchos los que, al leer la parábola del rico y Lázaro con ideas preconcebidas, dan una interpretación errónea y se apartan de lo que Jesús quiso enseñar. Si aceptamos que la parábola del rico y Lázaro nos enseña que al morir vamos de inmediato al paraíso o al infierno, nos encontramos con varias contradicciones bíblicas, por ejemplo: Jesús y los apóstoles enseñaron que la recompensa de los justos les será dada en ocasión de la segunda venida de Cristo (Mateo 16:27; 25:31-41). Además, la Biblia nos dice claramente que los muertos nada saben ni participan en ninguna actividad de la tierra (Eclesiastés 9:5-6, 10). Como podemos apreciar, hay varias cosas a cuestionar para aquellos que la interpretan en forma literal, por ejemplo: los espíritus no tienen ojos, dedos y lengua (vers. 21, 22). El rico pide que vaya alguno de entre los muertos para advertir a sus familiares, creo que correspondería a uno entre los vivos ir a hacer esta obra. Por otro lado, ¿se sentirían felices los redimidos al estar tan cerca de los perdidos sufriendo y lamentándose por la eternidad?

La parábola del rico y Lázaro debe interpretarse en armonía con el contexto y con el sentido general de las Escrituras. Jesús quiso enseñar grandes verdades a los fariseos quienes tenían ideas preconcebidas, también les quiso mostrar que la salvación no depende de los bienes materiales que se poseen, sino de la conducta y el correcto proceder de la persona mientras vive y no después de la muerte.

Habían transcurrido casi cuatro años desde que Juan el Bautista comenzara a proclamar que “el reino de los cielos se ha acercado.” Los fariseos preguntaron cuánto tiempo más debe esperarse antes de ver una evidencia concreta de que el reino verdaderamente había llegado. Ellos tenían un concepto equivocado del reino mesiánico. Jesús declara que el reino de Dios no vendrá con advertencia. Porque el reino del cual Jesús y Juan habían hablado es el reino de la gracia invisible al ojo humano, y ya se encontraba presente; pero los ciegos fariseos no lo habían visto porque solo estaban mirando las apariencias externas. Sin duda, se necesitaba discernimiento espiritual para percibir la llegada del reino de la gracia al corazón de los hombres.

Es loable la sagacidad del mayordomo infiel, digna de imitar, pero solo para realizar obras que honren y glorifique a nuestro Padre celestial y contribuyan al adelantamiento de su reino eterno.

Jesús nos enseña que la oportunidad de salvación es mientras vivimos y no después de la muerte. No es la pobreza o la riqueza la que nos hace dignos de la salvación.

El reino de Dios comienza cuando con corazón sincero recibimos a Jesús como nuestro Salvador personal, y Él vive diariamente en nosotros a través de su Santo Espíritu.

Que las abundantes bendiciones del Dios Todopoderoso sean contigo hoy.