


Viernes, mayo 16 – Mateo 21, 22 – Lectura adicional: El Deseado de todas las gentes, capítulos 65 y 66
1. ¿Qué significado tiene que Jesús entrara en Jerusalén montado en un asno? Mateo 21:4, 5
2. ¿Por qué causó Jesús conmoción en el templo? Mateo 21:13
3. ¿Por qué Mateo menciona la maldición de la higuera justo después de que Jesús volcara las mesas en el templo, y que tiene que ver la parábola con los líderes judíos que cuestionaban su autoridad? Mateo 21:18-20
4. ¿Qué quería Jesús que los judíos entendieran cuando citó la manera en que David se refería al Mesías? Mateo 22:41-45
Estos capítulos pertenecen a la última semana de la vida de Jesús. Está a punto de ir a la cruz y morir, y los líderes de la fe judía, la misma que Él estableció, serían los principales en pedir su ejecución. Estos capítulos muestran los últimos esfuerzos de Jesús por convencer al pueblo judío de que Él era el tan esperado Mesías.
Primero leemos cómo Jesús entró en Jerusalén montado en un asno. Era inusual que buscara publicidad, pero tomó la iniciativa de pedir a sus discípulos que consiguieran el asno. En Mateo 21:3, es la primera vez que Jesús se refiere a sí mismo como “el Señor”.
Luego entró en el templo, y al ver las prácticas corruptas, ver cómo cobraban de más a la gente por los sacrificios, volcó las mesas de los cambistas. Él no solo es el Rey, sino también el Juez del universo; juzga los motivos impuros de quienes lideraban su nación. Mateo señala que los líderes se indignaron; menospreciaron ser juzgados. Sin embargo, también menciona que los niños lo alabaron y entendieron su propósito de hacer del templo una casa de oración y sanidad para almas necesitadas. Aquí se inicia un patrón en estos dos capítulos donde se nota una división en la gente en relación con Jesús. También prepara el camino para pedirle a la nación que produzca “fruto” que glorifique a Dios.
Inmediatamente después de este incidente, Jesús pronunció tres parábolas, cada una como una reprensión a los líderes de la nación judía que hacían todo lo posible para impedir que el pueblo creyera en Él.
La primera parábola trata sobre dos hijos.
Uno le dice a su padre que no trabajará en la viña, pero luego cambia de opinión y lo hace.
El otro dice que sí irá, pero no va. Jesús da a entender que los que dicen servir a Dios en realidad no lo hacen, mientras que “los publicanos y las rameras”, que inicialmente rechazaron a Dios, ahora lo están siguiendo.
Luego, cuenta la parábola de los labradores malvados. El dueño envía a sus siervos, y luego a su hijo, pero los labradores los golpean y matan. Aun los líderes judíos admiten que el dueño debía castigar a esos labradores. Así se pronunciaron juicio sobre sí mismos.
Como si eso no fuera suficiente, Jesús narra la parábola de un rey que prepara una boda para su hijo. Los invitados se niegan a ir, y algunos matan a los mensajeros. Entonces el rey destruye a los ofensores e invita a otros, quienes sí aceptan. Pero uno entra sin el atuendo apropiado y es echado fuera. Este hombre no fue rechazado por ignorancia, sino porque eligió no prepararse. Mateo dice que el hombre quedó “mudo” (22:12), lo que indica que no tenía excusa. La enseñanza es clara: Dios espera una vida transformada, vestida de justicia, como preparación para la vida eterna.
Estas tres parábolas representan una reprensión completa a los líderes judíos. Dios los había llamado a trabajar en su viña; aunque aceptaron su nombre, no obedecieron. Rechazaron y planearon matar al Hijo del Rey del universo porque no estaban de acuerdo con su mensaje.
No debe sorprendernos que el resto del capítulo 22 describa cómo los líderes intentaron atrapar a Jesús para desacreditarlo. En estos capítulos, Jesús enfatiza su identidad como el Mesías.
Reprende sutilmente la dureza de corazón de los líderes y su negativa a estudiar las Escrituras para reconocer que Él es, de hecho, el Mesías.
Cada intento de atraparlo en trampas teológicas o políticas fracasó. Al final, Jesús desenmascara su mala interpretación de las Escrituras y la verdadera naturaleza del Mesías. Estos capítulos nos recuerdan que debemos estudiar la Palabra, creer en la redención que Jesús ofrece y formar el carácter trabajando en la viña del Señor.