


Miércoles, agosto 21 – 1 Crónicas 21, 22 – Lectura adicional, Patriarcas y Profetas capítulo 73, “Los últimos años de David”
1. ¿Quién incito a David para que hiciera el censo? 1 Crónicas 21:1
2. ¿Qué demuestra del carácter de David su intercesión por el pueblo? 1 Crónicas 21:16, 17
3. ¿A quién encargó David la construcción del templo? 1 Crónicas 22:6
Dice la sierva de Dios en relación con el censo de pueblo que David ordenó,
“La prosperidad de Israel bajo el gobierno de David se debía más a la bendición de Dios que a la capacidad de su rey o a la fortaleza de su ejército. Pero el aumento de las fuerzas militares del reino daría a las naciones vecinas la impresión de que Israel confiaba en sus ejércitos, y no en el poder de Jehová.” PP 703
Joab era un militar, pero demostró tener un sentido claro de la opinión popular, tenía buenos instintos políticos.
“Aunque el pueblo de Israel sentía orgullo de su grandeza nacional, no vio con buenos ojos el proyecto de David de extender tanto el servicio militar. La leva propuesta causó mucho descontento; en consecuencia se creyó necesario emplear los oficiales militares en lugar de los sacerdotes y magistrados que anteriormente habían tomado el censo. El objeto de esta empresa era directamente contrario a los principios de la teocracia. Aun Joab protestó a pesar de que hasta entonces se había mostrado sin escrúpulos.” PP 703
Y dijo David: «Aquí estará la casa de Jehová Dios, y aquí el altar del holocausto para Israel.» 1 Crónicas 22:1.
Es sorprendente que el ángel de Jehová se detuvo y David levantó el altar en el monte Moriah, en el mismo lugar que Abraham trajo a Isaac para ser ofrecido por dirección de Dios, el mismo lugar en donde luego se levantó el templo. La ira de Dios se detiene en el lugar en donde se ofrece el sacrificio, en el monte de “Jehová proveerá”.
Al templo se le llamó “el templo de Salomón”, pero fue David quien tuvo la visión y el deseo de construirlo, fue él quien juntó todos los materiales, incluyendo el oro y el bronce, fue él quien señaló el sitio, fue él quien hizo el diseño y fue él quien hizo el encargo a su hijo, Salomón, y al pueblo, con instrucciones específicas.
David tenía el deseo, la habilidad y los recursos para construir el templo. De haberlo hecho, habría sido una parte importante y visible de su legado, el edifico habría sido conocido en la historia como “el templo de David”; pero recibió un mensaje mediante un profeta que no iba a ser así. Es Dios quien hace el llamado y encarga la misión. Él es quien dirige su Obra. Tiene un siervo escogido y un tiempo para lo que quiere hacer. No es de nosotros decidir quién y cuándo, porque Dios está al control y las cosas se hacen y suceden cuando y como Él lo indique.
La obediencia a Dios debe tomar prioridad sobre el deseo de recibir el crédito por haber hecho algo grande. Debió haberse llamado el templo de David, pero se le llama el templo de Salomón. En realidad, no fue el templo de ninguno de los dos, fue la Casa de Dios. David hizo bien en obedecer, Salomón también hizo bien en obedecer, nosotros hacemos bien en sujetarnos al plan y la voluntad de Jehová. ¿Cuál es tu llamado? ¿Cuál es tu lugar en el plan de Dios?
Te deseo un día bajo la bendición de Dios.