


Jueves, septiembre 5 – Salmos 71, 94
1. ¿A qué compara el salmista a Dios? Salmo 71:3
2. ¿Desde cuándo el salmista reconoce que ha sido sustentado por Dios? Salmo 71:6
3. ¿En cuántas etapas de su vida reconoce el autor que Dios ha estado presente? Salmo 71:17, 18
4. El creyente no debe tomar venganza por sí mismo ya que el Salmo 94:1 dice que “Jehová a es Dios de las venganzas”. ¿Cómo lo dice el salmista? Salmo 94:2-4
5. ¿Con qué seguridad acerca de Jehová termina el autor del Salmo 94? Salmo 94:22, 23
Comentario y reflexión:
“El Salmo 71 contiene consejos para las personas de edad. La plegaria de este salmo se debe a que David comprendió que el transcurso de los años ocasiona pesares, en parte por la intensificación de los malos rasgos de carácter. ‘David quedó profundamente conmovido y se angustiaba al pensar en su propia vejez… Sentía la necesidad de precaverse contra los males que acompañan a la senectud’ (IJT 172, 173).” CBA, Introducción al Salmo 71
Sobre el Salmo 94 leemos en el Comentario Bíblico Adventista,
“En el Salmo 94 se pide a Dios que dé una respuesta satisfactoria a la inquietante cuestión del aparente triunfo de los impíos (vers. 1-7); se exhorta a los jueces injustos que se jactan de la aparente indiferencia de Dios ante el crimen y la injusticia (vers. 8-1 l) y se da una respuesta final con la defensa divina de los justos y el triunfo definitivo de la justicia (vers. 12- 23). Este salmo garantiza que, a pesar de que aparentemente triunfa el mal, al fin prevalecerá la justicia (Sal. 92). En la versión de la Biblia, la Septuaginta, en el sobrescrito de este salmo se añade: ‘para el día cuarto de la semana’. El Salmo 94 tiene las características de un salmo litúrgico.” CBA, Introducción al Salmo 94
Tal parece que era una tradición judía leer este salmo los miércoles en la reunión en la sinagoga o en los hogares.
En muchas ocasiones de la vida nos sentimos tratados injustamente por los que nos rodean. No es fácil evitar pensamientos y hasta deseos de tomar la justicia por nuestras propias manos. Pensamos que no sería mal tomar justa venganza, ya que es en nuestra defensa. Pero este Salmo nos llama a recapacitar, a dejar en manos de Dios la venganza. Él sabe hacerlo mejor que nosotros y al fin veremos con nuestros propios ojos la recompensa de los impíos, sin tener el cargo de conciencia por adelantarnos a los procedimientos del Señor.
Sea nuestra oración: Oh amante Padre Celestial, danos la confianza que a su debido tiempo tú levantarás bandera de victoria sobre nosotros; que “aderezarás mesa delante de nosotros en presencia de nuestros angustiadores” ¡Tuya es la venganza! ¡Amén!”.
Que tengas un día muy bendecido.