


Viernes, octubre 11 – Eclesiastés 2, 3 – Lecturas adicional, 1 Reyes 4:20-28
1. ¿Qué grandes proyectos emprendió Salomón? (Eclesiastés 2:4-8)
2. Durante estos proyectos, ¿cómo se relaciona Salomón con la sabiduría? (Eclesiastés 2:3, 9, 12, 13)
3. ¿Cuál es el don de Dios? (Eclesiastés 3:13)
Commentary and Reflection:
Eclesiastés, escrito por Salomón, es un libro sobre la vida del hombre “bajo el sol”, son reflexiones de Salomón sobre el significado de la vida. Nos anima a examinar sus observaciones sobre la existencia humana con el propósito de determinar lo que realmente es bueno. Basándose en sus propias experiencias, busca el significado y el impacto de los valores de la vida. Desde el principio reconoce la futilidad del placer, dándose cuenta de que los gozos y placeres que él persiguió no eran eternos. Estos placeres eran autoinducidos. Luego ofrece tres razones por las que consideraba que estos placeres eran fútiles.
Razón 1 – Según el capítulo 2, versículo 1, considera estos placeres vanidad. En Eclesiastés y, generalmente, en la Escritura, “vanidad” no significa orgullo insensato, sino vacío que resulta de la vida separada de Dios. Es nacer, trabajar, sufrir y experimentar algo de gozo transitorio, que es como nada en vista de la eternidad, finalmente dejarlo todo para morir. Pablo declara en Romanos 8:20, “Porque la creación fue sujeta a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza.”
Razón 2 – Salomón dijo que estos placeres son locura y que no perduran. Provocan risa y hacen tropezar. Según el Comentario de Andrews, Salomón considera estos placeres ineficaces, no logran nada. Son como vapor en el aire.
Razón 3 – Son artificiales, creando una falsa sensación de felicidad como el vino en un mundo de ilusión.
En los versículos 4-11 habla de su trabajo y logros. Habla de sí mismo como un gran constructor. Habla de edificar para sí mismo. En el contexto de la creación, debemos ser constructores para Dios. Desde los versículos 12-23, Salomón se enfoca en lo que considera la cualidad más valiosa: la sabiduría. Reconoció las cualidades positivas de la sabiduría, que es mejor que la necedad. Santiago 1:5, “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.”
En la conclusión del capítulo 2, versículos 24-26, Salomón coloca los valores en sus perspectivas correctas, reconociendo que las cosas de la vida son fútiles si no las reconocemos como dones de Dios.
En el capítulo 3, versículos 1-8, Salomón enfatiza la importancia del tiempo. El tiempo es un don de la gracia de Dios, y cuando Salomón dice que hay un tiempo para todo, no está diciendo que siempre sea apropiado que el hombre actúe. Salomón habla del don de la eternidad, que es un regalo de Dios, como se expresa en Juan 3:16. En los versículos 16-22, habla del don del juicio. Citando muchos problemas, Dios sigue siendo justo al juzgar tanto a los justos como a los malvados. Nuestro Dios es un Dios de justicia. Concluye que la lección final es disfrutar el don de Dios.
Al considerar la perspectiva de Salomón sobre la vida debemos sentirnos alentados de que Dios nos guía en cada estación de la vida. Él está dispuesto y es capaz de ayudarnos a navegar la vida mientras esperamos su glorioso regreso. Que siempre encontremos significado cada hora de cada día y que usemos nuestro tiempo sabiamente al poner nuestra confianza y seguridad en Dios.
Bendiciones en Cristo,