


Viernes, noviembre 1 – Salmos 83, 2 Reyes 1 – Lectura adicional, Profetas y Reyes capítulo 16, “Caída de la casa de Acab”
1. ¿Contra quién peleaban los pueblos que querían destruir a Israel? Salmos 83:11, 12, 17, 18
2. ¿A quién consulto Ocozías después de su accidente? 2 Reyes 1:2
3. ¿Cómo fue más sabio el tercer capitán de 50 de los que envió Ocozías? 2 Reyes 1:13-15
Commentary and Reflection:
En la oración del Salmo 83, el autor presenta, en los primeros ocho versículos, una acusación contra los enemigos de Israel. La oración imprecatoria va del verso 9 al 18. Una conspiración de naciones ha sido formada. La coalición la forman unos diez pueblos. Llama la atención que entre estas naciones encontramos pueblos emparentados con Israel como los Edomitas, descendientes de Esaú, Moab y Amón producto del incesto de Lot con sus hijas. El Salmo refleja el peligro que se cernía sobre el pueblo.
El salmista reconoce que su única ayuda venía del mismo Dios. Correctamente se ha indicado que, cuando los hijos de Dios están desprovistos de recursos materiales, es ahí cuando aprendemos a confiar en Él, así como en los días de Gedeón la victoria de Israel sobre los madianitas vino de Jehová. Por eso la oración menciona a Sísara y a Jabín. (v, 9).
El verso 18 es uno que ofrece la razón central de esta plegaria: que los pueblos reconozcan que el nombre de Dios es Yahveh, El Dios que cumple su pacto con sus hijos y que Él es el Altísimo de toda la tierra
En 2 Reyes continuamos con las incidencias del reino dividido de Israel. Encontramos un enlace entre los últimos tres versículos de 1 de Reyes 22 con 2 de Reyes 1. Lo que demuestra que la división entre el 1ro y el 2do libros de Reyes es puramente arbitraria (v.1).
La rebelión de Moab contra Israel se debió a que, durante el próspero reinado de David, éste convirtió a Moab en vasallo de Israel (2 de Samuel 8:2) Aparentemente, debido a la turbulencia de Israel después de la muerte de Salomón y la división del reino, los Moabitas aprovecharon la muerte de Acab y la enfermedad de Ocozías para rebelarse. En descubrimiento Arqueológico en 1868 conocido como la piedra Moabita, ofrece muchos detalles de estos incidentes.
Al morir el impío rey Acab lo sucede su hijo, Ocozías, quien llevaba los mismos genes de impiedad de su padre. Aparentemente tuvo un accidente al caerse por una de las ventanas de su casa real en Samaria. Su situación de salud empeoró y en vez de consultar al Dios de Israel, de manera contumaz envió unos mensajeros para que consultaran al dios cananeo Baal-zebub dios de Ecrón sobre si sobreviviría a su condición de salud. Baal-zebub era “el señor de las moscas”. En ese tiempo los cananeos adoraban a las moscas como deidades. El nombre original de este dios era Baal-zebul, Señor Príncipe de la tierra.
Para el tiempo del Nuevo Testamento aparece mencionado este dios como Beelzebú, pero con el significado de príncipe de los demonios (Mateo 12:24). Así acusaban los dirigentes judíos a Jesús de que hacía sus milagros dirigido por Beelzebú (otro nombre para Satanás).
Volviendo a la historia de Ocozías, aquí aparece el profeta Elías en la etapa final de su ministerio profético. Ante la actitud de rebeldía de Ocozías de preferir consultar a un dios pagano para saber si sobreviviría a su condición de salud, el Ángel del Señor, (Jesús mismo), envía al profeta Elías a que intercepte a los mensajeros del rey para mandarle una severa reprensión por ignorar al Dios de Israel. La sentencia fue terminal: “No te levantarás, por tanto, del lecho en que estás, sino que de cierto morirás”. (v. 16)
Es importante anotar que Ocozías intentó apresar a Elías en tres ocasiones, quizá por su orgullo al no querer aceptar la reprimenda del profeta (vv.9-16). Nuevamente, vemos a un Dios misericordioso que aun al más impío de los pecadores, le ofrece muchas oportunidades. Los milagros realizados por Elías con los dos grupos de soldados de 50 que murieron fueron oportunidades para que Ocozías recapacitara y se arrepintiera. Finalmente, recibió las consecuencias de su rebeldía. Siendo que no tenía hijos, fue sucedido por su hermano Joram.
Antes de que el hombre reciba los resultados funestos por su conducta, Dios le ofrece muchas oportunidades para cambiar su rumbo.
La Sra. White acota lo siguiente: “La historia del pecado del rey Ocozías y su castigo encierra una amonestación que nadie puede despreciar con impunidad. Tal vez los hombres de hoy no tributen homenaje a dioses paganos, pero miles están adorando ante el altar de Satanás tan ciertamente como lo hacía el rey de Israel. El espíritu de idolatría abunda en el mundo hoy, aunque, bajo la influencia de la ciencia y la educación, ha asumido formas más refinadas y atrayentes que las que tenía en el tiempo cuando Ocozías quiso consultar al dios de Ecrón. Cada día aumentan las tristes evidencias de que disminuye la fe en la segura palabra profética, y que en su lugar la superstición y la hechicería satánica cautivan muchos intelectos.” (PR 155)
Una gran bendición para todos de parte de nuestro Dios.