


Lunes, noviembre 4 – 2 Reyes 6, 7 – Lectura adicional, Profetas y Reyes, capítulo 21, “Termina el ministerio de Eliseo”
1. ¿Cómo puede la fe ayudar en situaciones difíciles? 2 Reyes 6:14-16
2. ¿Cómo ordenó Eliseo que el rey tratara a sus enemigos? 2 Reyes 6:22, 23
3. ¿A quién culpo el rey de Israel del sitio de Samaria? 2 Reyes 6:30, 31
4. ¿Qué lección aprendemos de la reacción de los leprosos ante su descubrimiento? 2 Reyes 7:9
Commentary and Reflection:
Continuamos leyendo sobre el poderoso ministerio del profeta Eliseo.
Ante la evasiva constante del ejército de Israel, ¡el rey sirio pensó que tenía un espía en su círculo de confianza! La fama de Eliseo era tal que uno de los suyos le dijo que la fuente de la inteligencia era el profeta. Decidido a destruir la fuente de información, el rey mandó un gran ejército a destruir a Eliseo.
¡Qué poco entendimiento tenía el rey sirio sobre lo que estaba sucediendo! Su problema no era Eliseo, sino que estaba contendiendo con Jehová y con su pueblo. No hay secreto ante Jehová.
“Más son los que están con nosotros que los que están con ellos.” Cuando estamos en la voluntad de Dios, esta declaración siempre es cierta, no importa qué suceda.
La ceguera que Dios mandó sobre el ejército sirio no fue de los ojos, sino del entendimiento. No pudieron discernir quién era Eliseo y a dónde los estaba llevando. La ceguera del entendimiento es peor que de los ojos. Nuestras propias inclinaciones y la desobediencia a Dios pueden cegarnos. No es de sabios contender con Dios. Cuando los ojos de los sirios fueron abiertos estaban en Samaria. Sus vidas solo fueron libradas por la gracia de Dios.
Hay una hermosa lección de magnanimidad en la respuesta de Eliseo al rey sobre el trato al ejército enemigo. “¿Matarías tú a los que tomaste cautivos con tu espada y con tu arco? Sírveles pan y agua; que coman y beban, y que vuelvan a sus señores.” (6:22). No se trata solo de la ética marcial, sino del carácter del pueblo de Dios. “No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres.” Romanos 12:17
“Se prohibió a Joram que matara a los cautivos, ya que el propósito del milagro no era matarlos, sino, al menos en parte, abrirles los ojos para que comprendieran que era totalmente inútil intentar algo contra un profeta de Dios. Mediante la niña hebrea cautiva que servía en la casa de Naamán, los sirios habían tenido la oportunidad de conocer la misericordia y el poder del Señor, quien ahora quería enseñarles otras lecciones en cuanto a su amor y su irresistible fuerza. Si los cautivos sirios no hubieran vuelto a su patria para contar a sus compatriotas lo que había ocurrido, el propósito por el cual el Señor realizó este milagro no se habría cumplido.” CBA, 2 Reyes, 6:22
Otra situación difícil vino sobre Samaria cuando otro rey de Siria vino y la sitió. El sitio causó un hambre terrible. El rey Joram, en lugar de reconocer su propia responsabilidad por lo que estaba sucediendo, también culpó a Eliseo y envió a matarlo.
“Eliseo había instado al pueblo a arrepentirse, y sin duda le había dicho con claridad que, si no se apartaba de sus pecados y se volvía al Señor de todo corazón, podía esperar dificultades y angustia. El rey estaba irritado contra el profeta, y procuró culparlo por la continuación del sitio y del hambre. Al hacer esto, procedía como lo habían hecho su hermano Ocozías y su padre Acab (ver com. cap. 1: 10).” CBA, 2 Reyes 6:31
A pesar de la palabra de Dios a través del profeta, aún Joram no creyó cuando le dieron la noticia de que el ejército sirio había huido. Los mensajeros que envió lo confirmaron, había pasado el peligro, se habían cumplido las palabras del profeta. Una vez más, Jehová libró a su pueblo del enemigo.
Hoy, como entonces, podemos confiar en Jehová y en la palabra de sus profetas. Él está de parte de su pueblo, y en la hora difícil, obrará la gloriosa liberación.
Que tengas un día lleno de bendiciones.