


Martes, enero 28 – Jeremías 30, 31
1. ¿Qué tres características tenía la voz que dice Jehová que se había oído? (Jeremías 30:5).
2. ¿A qué se refiere el tiempo de angustia para Jacob? (Jeremías 30:7).
3. ¿Por qué Jehová le dice a Jacob que no temiera? (Jeremías 30:10).
4. ¿En qué consiste el nuevo pacto? (Jeremías 31:33).
Jeremías describe un tiempo de gran calamidad para Israel y Judá, conocido como el tiempo de angustia de Jacob. Este periodo no solo alude a la invasión babilónica sino también a un tiempo de gran tribulación en los últimos días (Mateo 24:21). Sin embargo, Dios promete que su pueblo será librado de esta angustia.
Dios promete liberar a su pueblo de la opresión babilónica y les asegura que no serán más esclavos de extranjeros, sino que servirán a Jehová y al Mesías prometido.
Anima a su pueblo a no temer. Aunque enfrentarán castigo por sus pecados, Él no los destruirá completamente. Esta promesa se cumplió parcialmente en el regreso del exilio bajo Esdras y Nehemías, pero su cumplimiento total llegará al final de los tiempos.
Dios promete restaurar las ciudades de Israel, traer prosperidad y multiplicar a su pueblo. Esta promesa no solo tiene un cumplimiento histórico, sino que también apunta a una restauración espiritual futura.
Promete un nuevo pacto con su pueblo, uno que no estaría basado en tablas de piedra, sino escrito en sus corazones y mentes. Este pacto trae una transformación interior, una relación cercana con Dios y el perdón total de los pecados. Este pacto se cumplió en Jesucristo y es accesible a todos los creyentes.
Declara: “Con amor eterno te he amado.” Este amor es la base de su fidelidad hacia su pueblo. Su misericordia y compasión son los lazos que atraen a los pecadores hacia Él.
Dios promete transformar el lamento en gozo, y bendecir abundantemente a su pueblo. Esta transformación espiritual traerá una celebración colectiva.
El lamento de Raquel simboliza el dolor de Israel por la pérdida de sus hijos en el exilio. Sin embargo, Dios promete restauración y esperanza. Este pasaje también tuvo un cumplimiento en la matanza de los niños en Belén (Mateo 2:18).
Dios escucha el arrepentimiento genuino de su pueblo y promete restaurarlos. Efraín simboliza el pueblo arrepentido que reconoce su necesidad de Dios y su transformación espiritual.
Promete que Jerusalén será reconstruida y consagrada completamente a Él. Esta restauración no es solo física, sino también espiritual, y anticipa la ciudad santa descrita en Apocalipsis 21.
He aquí una promesa clave: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz y no de mal, para daros el fin que esperáis.” (Jeremías 29:11)
Que estas promesas te llenen de fe y esperanza. “La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable. Amén.” (Efesios 6:24)
Te deseo un día muy bendecido.