


Sábado, febrero 8 – Jeremías 44, 45
1. ¿Qué deidad pagana comenzaron a adorar los judíos en Egipto? Jeremías 44:16, 17
2. ¿Quién era Baruc? Jeremías 45:1
3. ¿Cómo llego a sentirse Baruc a causa de los mensajes de Dios? Jeremías 45:2, 3
Comentario y reflexión:
La tarea del profeta consiste en más que hacer predicciones, es también traer mensajes de parte de Dios al pueblo, o a un grupo de personas, o a un individuo, como en el caso de Baruch en el capítulo 45.
El capítulo 44 contiene un mensaje de amonestación para los judíos que huyeron a Egipto para escapar de los babilonios. No sólo habían desobedecido yendo hacia Egipto, si no que habían comenzado a imitar la idolatría de los egipcios. Jeremías les recuerda la razón por la cual habían escapado de Jerusalén. Los amonesta por no haber aprendido la lección de la invasión y el cautiverio. (44:9)
Para justificarse le dan una interpretación alternativa a lo sucedido. Rechazan las razones de Dios, creen todo lo contrario. Cuando en tiempos de Manases adoraron “la reina del cielo” “tuvimos abundancia de pan, fuimos felices y no vimos mal alguno”. Luego, cuando Josías vino e hizo reformas y “dejamos de ofrecer incienso a la reina del cielo y de derramarle libaciones, nos falta de todo, y por la espada y el hambre somos exterminados.”
Es peligroso y es pecado de rebeldía rechazar la amonestación de Jehová y justificarlo interpretando lo que sucede a nuestra manera y conveniencia.
Las palabras de rechazo de los judíos en Egipto revelan con claridad la causa de los juicios de Dios sobre su pueblo: “No escucharemos de ti la palabra que nos has hablado en nombre de Jehová, sino que ciertamente pondremos por obra toda palabra que ha salido de nuestra boca, para ofrecer incienso a la reina del cielo y derramarle libaciones, como hemos hecho nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros jefes, en las ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalén.” (44:16, 17)
Es asunto serio cuando el pueblo de Dios deja de ser luz y se convierte en tinieblas. “Así que, si la luz que hay en ti es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?” Mateo 6:23
“Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres.” Mateo 5:13
Es interesante que el enemigo siempre ha usado deidades femeninas. Posiblemente aprovecha a su favor la ternura maternal y posiblemente, también, busca apelar, de alguna manera, a la tendencia carnal pecaminosa en el ser humano.
La tendencia humana a acomodarse a las costumbres populares puede ser una fuerza poderosa. El pueblo de Dios puede adoptar de su entorno prácticas y tradiciones que no estén en conflicto con la Palabra de Dios. Así enuncia Jesús este principio: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.” Juan 17:5
Jeremías menciona “las maldades de las mujeres.” Sobre esto aclara el Comentario Bíblico Adventista: “La historia del pueblo de Dios muestra claramente que esas princesas reales contribuyeron mucho a la apostasía. Salomón introdujo la idolatría en buena medida por la influencia de sus esposas paganas (1 Rey. 11: 4-8). La reina madre de Asa ejerció esa misma influencia impía (1 Rey. 15: 9-13), y también la reina madre de Ocozías (2 Crón. 22: 1-4). Muchas mujeres de la casa real eran extranjeras de nacimiento y por eso se convirtieron en las principales promotoras del culto idolátrico extranjero. Las esposas de los nobles y de otros ciudadanos siguieron su inicuo ejemplo.” CBA, Jeremías 44:9
El capítulo 45 es un mensaje corto, pero contundente para Baruc que puede servirnos mucho a nosotros también. Era el secretario y ayudante de Jeremías. Tuvo que escribir los duros mensajes y tuvo que comunicarlos. Le atribuyeron influencia sobre el profeta para que trajera los impopulares mensajes.
“Cuando Jeremías fue encarcelado y el rey y sus consejeros no prestaron oído a sus mensajes, Baruc se desanimó. Su ambición de ocupar un puesto importante en el Estado judío una vez que se restableciera (vers. 5), parecía haberse frustrado por el aparente fracaso de los esfuerzos de Jeremías. El profeta fue capaz de simpatizar con su amanuense o secretario, comprenderlo, y por lo tanto pudo ayudarlo, pues él también había experimentado amargas decepciones (cap. 15:10-21; 20:7-18). A Baruc, como a todos los seres humanos, le hacía falta aprender que es necesario aceptar lo amargo y lo dulce, el fracaso y la prosperidad (ver Job 2: 10).” CBA, Jeremías 45:3
Nos conceda Dios aprender y aplicar esta valiosa lección a nuestra vida. Que tengas un día sumamente bendecido.