


Miércoles, febrero 12 – Jeremías 52, Lamentaciones 1
1. ¿Cuál fue la suerte del Faraón Necao en la batalla de Carquemis contra Babilonia? Jeremías 46:2
2. ¿Qué haría Nabucodonosor contra Egipto? Jeremías 46:13
3. ¿Por qué Jacob, aunque esparcido, no debía temer? Jeremías 46:28
Comentario y reflexión:
Sobre el capítulo 52 de Jeremías dice el Comentario Bíblico Adventista: “El capítulo final del libro (cap. 52) consta de un sumario histórico-no una profecía- que se extiende mucho más allá del tiempo del ministerio de Jeremías, escrito quizá posteriormente por otra persona. El que lo escribió fue muy cuidadoso en aclarar que este capítulo no era obra del profeta Jeremías. Antes de añadir este apéndice histórico, escribió: “Hasta aquí son las palabras de Jeremías” (cap. 51: 64).” CBA, Introducción al libro de Jeremías, Paternidad literaria
“En el tiempo de la mayor crisis de su historia, Judá tuvo la desventura de ser gobernada por un rey joven, sin experiencia y vacilante (Sedequías).” CBA, Jeremías 52:1
“Este asedio fue diferente de las invasiones anteriores porque ahora Nabucodonosor se proponía destruir la nación. Las invasiones anteriores de Judá habían disminuido el territorio y la población del país. Hay quien estima que el número de habitantes había disminuido por lo menos en un 50 por ciento, hasta no quedar más que la cifra de unos 150,000 (W. F. Albright, The Biblical Archaeologist [El arqueólogo bíblico], [IX:1, febrero, 1946], p. 4). En esta ocasión los babilonios atacaron a “todas las ciudades de Judá que habían quedado”, entre ellas, Laquis y Azeca (ver com. cap. 34: 7).” CBA, Jeremías 52:4
Son impresionantes el poderío, la envergadura del esfuerzo militar y el uso de tecnología por el ejército invasor babilónico. “Por todas partes levantaron terraplenes para atacarla.” 52:4
¡Jerusalén estuvo dos años y medio en asedio! La gente moría de enfermedad y de hambre. Finalmente, los babilonios hicieron una brecha en las murallas de la ciudad. Entonces Sedequías y algunos de sus hombres trataron de escapar, pero fueron capturados. Le sacaron los ojos al rey y lo llevaron encadenado a Babilonia.
Los soldados invasores entraron en Jerusalén. Destruyeron la mayor parte de la ciudad incluyendo el templo, el palacio y gran parte de las murallas. Llevaron a la mayoría del pueblo en cautiverio. Dejaron nada más a quienes que no les eran útiles. Tristemente despojaron al templo de sus metales preciosos, de los muebles, decoraciones, vasijas y utensilios. Las cosas demasiado grandes para llevarlas enteras las dividieron para que pudieran transportarse. Los líderes de la rebelión, los principales sacerdotes, los altos oficiales del ejército y los principales funcionarios del palacio fueron ejecutados.
El capítulo y el libro concluyen registrando el número de personas tomadas en cautiverio en cada una de las tres invasiones. Se registran números no muy grandes, probablemente debido a que muchos no llegaron debido a los rigores del cautiverio y del viaje.
En el 561 a. C. hubo un nuevo rey de Babilonia y este liberó a Joaquín, quien había sido rey de Juda. Además, lo puso en un un lugar de honor en su palacio. Para los judíos cautivos esto pareció una señal de que Dios no los había olvidado. Renació en ellos la esperanza de que aún serían liberados y de que regresarían a su patria.
Lamentaciones 1 es un lamento poético que registra para nosotros las emociones y los lamentos de los cautivos.
“La primera palabra del libro de Lamentaciones, en hebreo es ‘ekah, “¡cómo!” Esta misma palabra se usa en la Biblia hebrea como el nombre del libro.” CBA, Introducción a Lamentaciones, Titulo
“¡Cómo! Heb. ‘ekah, exclamación que se emplea con frecuencia al comienzo de una elegía hebrea (Lam. 2: 1; 4: 1-2; Isa. 1: 21).” CBA, Lamentaciones 1:1
Hoy día, en muchas partes del mundo, así como en aquel tiempo y a través de la historia, hay quienes sufren por situaciones y eventos más allá de su control. Ese fue el caso de Jeremías y de otros fieles hijos de Dios en su tiempo. Gente inocente sufre en este mundo porque viven en el fuego cruzado de guerras injustas entre naciones, que es parte del fuego cruzado del conflicto milenario entre el bien y el mal. Pienso en la gente de Ucrania y en los soldados que contra su voluntad son enviados a la guerra. Pienso en la gente que desesperada por la violencia y la necesidad en su tierra se lanzan a caminos peligrosos para luego ser mercancía de carteles y victimas de rechazo y hostilidad.
En situaciones como esta toca recordar y confiar en las promesas de Dios. Saber que El esta con sus hijos en los tiempos de prueba y que les ha dado promesa firme de liberación.
Los que estamos en lugares mas tranquilos y en donde no nos falta lo que necesitamos, no hacemos bien en quejarnos y en llorar por cosas insignificantes. Mas bien debemos vivir en gratitud y en alabanza, permitiéndonos la alegría de disfrutar las bendiciones de Dios. Sabiendo que este no es nuestro hogar, esperamos una Patria mejor.
Oro a Dios que nos permita vivir en gratitud y fe en este día. Dios te bendiga.