


Miércoles, mayo 7 – Juan 8, 9
1. ¿Quién es el autor y padre de la mentira? Juan 8:44
2. ¿Cómo reveló Jesús su existencia más allá de su nacimiento? Juan 8:58
3. ¿De qué acusaron los fariseos a Jesús en el sanamiento del ciego? Juan 9:15,16
Juan 8 y 9 relatan hechos y enseñanzas que ocurrieron en Jerusalén, mayormente en el templo. En esta sección Juan relata sobre controversias y trampas que buscaban poner los fariseos y escribas.
Los fariseos eran una secta o partido religioso conservador judío. La palabra “fariseo” significa “los separados”. “Eran estrictamente ortodoxos y estaban muy preocupados por conservar la pureza religiosa de su pueblo, rechazaron todos los intentos de introducir prácticas helenísticas (la cultura griega popular en el momento) entre los judíos.” Fariseos, Bibliatodo.com
Vale la pena detenernos a observar que la naturaleza pecaminosa y el engañoso corazón humano pueden corromper una buena intención y un buen propósito, como lo fue la visión fundadora de los fariseos. Puede convertirlos en una maldición y en instrumento del enemigo, al punto de llegar a oponerse al mismo Dios. Así sucedió cuando los fariseos intentaron entrampar a Jesús.
“Los que se adelantan para acusar a otros y son celosos en llevarlos a la justicia, son con frecuencia en su propia vida más culpables que ellos.” DTG 428
Mientras Jesús enseñaba sobre el Reino de Dios en el templo, los fariseos y los escribas se acercaron trayendo a una mujer que dijeron, había sido sorprendida en el mismo acto del adulterio. Sabemos que estaban más preocupados por entrampar a Jesús que por el pecado de la mujer.
Podemos aprender de la sabiduría de Jesús. No debemos permitirnos ser manipulados por el enemigo. No necesitamos responder a sus preguntas. En las trampas que nos tienda, la solución correcta va a ir por el camino de la redención y de la gracia.
La historia del milagro del sanamiento del ciego de nacimiento, en Juan 9, es interesante y simpática. Los discípulos van primero a la causa del sufrimiento humano.
“Rabí, ¿quién pecó, este o sus padres, para que haya nacido ciego?” 9:2
Es común que se cuestione la injusticia inherente en el sufrimiento humano. Podemos decir que se trata de la injusticia del pecado que Jesús vino a corregir. La pregunta de los discípulos estuvo basada en la enseñanza rabínica sobre la culpa como origen del sufrimiento.
“Satanás, el autor del pecado y de todos sus resultados, había inducido a los hombres a considerar la enfermedad y la muerte como procedentes de Dios, como un castigo arbitrariamente infligido por causa del pecado. Por lo tanto, aquel a quien le sobrevenía una gran aflicción o calamidad debía soportar la carga adicional de ser considerado un gran pecador.” DTG 437
Otro aspecto del tema es que, debido a la injustica del pecado, los hijos inocentes pueden sufrir de muchas maneras, las consecuencias de los pecados y errores de sus padres, pero no son culpables ni el sufrimiento es para ellos un castigo.
Veamos la respuesta de Jesús a la pregunta de los discípulos: “Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. 9:3
“Con frecuencia, esta declaración ha sido entendida o, más correctamente, mal entendida, como una enseñanza de que un inocente niño había sido castigado con ceguera a fin de que 38 años más tarde Dios pudiera revelar su grandioso poder.” CBA, Juan 9:3
Una traducción más correcta de este versículo es: “Ni este hombre pecó, ni sus padres; pero como resultado de su sufrimiento las obras de Dios serán manifestadas en él”.
“Al corregir Jesús el error, no explicó la causa de la aflicción del hombre, sino que les dijo cuál sería el resultado. Por causa de ello se manifestarían las obras de Dios.” DTG 438
Es sorprendente en esta historia otra vez, como aquellos que profesaban ser estrictamente fieles a Dios se encontraran peleando contra El, del lado del enemigo. Podemos aprender que esto puede ocurrir cuando nos apropiamos de la interpretación del mandamiento y la reducimos a nuestra comprensión, rechazando la dirección y la enseñanza del Espíritu Santo. Una señal de que esto puede estar sucediendo, es que sacrifiquemos la compasión en el altar de la adhesión a nuestra interpretación estricta de la ley. Así fue como los judíos llegaron a acusar al Autor del sábado de transgredirlo. La manera de evitarlo es conocer y confiar en Jesús y ser guiados por el Espíritu Santo.
Sea nuestra comprensión de la ley de Dios guiada por el Espíritu Santo. Que bajo su dirección podamos constantemente tener presente que el fin de toda interpretación es que Jesús es el Hijo de Dios que vino a salvar al perdido.
Que tengas un día sumamente bendecido.