


Lunes, junio 30 – 2 Corintios 10, 11
1. ¿Por qué crees que Pablo era “humilde” en persona y “atrevido” por carta? 2 Corintios 10:1
2. ¿De qué manera se disfraza Satanás? 2 Corintios 11:14
3. ¿Cómo se disfrazan sus ministros? 2 Corintios 11:15
4. ¿Cómo escapó Pablo de Damasco? 2 Corintios 11:32,33
Estamos entrando en una sección de la segunda carta, en los capítulos 10 al 13, que tiene un contenido no usual en las epístolas de Pablo. Veamos en el Comentario Bíblico Adventista de qué se trata y cuál es la razón.
“Aunque en el tiempo cuando se escribió la segunda epístola, unas pocas semanas o pocos meses más tarde (ver p. 818), la mayoría de los miembros de la iglesia se habían reconciliado plenamente con el apóstol (ver 2 Cor. 7:5-15; com. vers. 13, 15), algunos falsos apóstoles persistían en trabajar contra él (cap. 10:2). El apóstol dirige un severo reproche en su segunda epístola a esa minoría, especialmente en los cap. 10 al 13.” CBA, 2 Corintios 11:22
“Sus cabecillas eran cristianos de origen judío, quienes indudablemente pretendían ser mejores judíos y más leales al judaísmo que Pablo (cap. 10: 7; 11: 22). también afirmaban que eran “apóstoles de Cristo” (vers. 13) y “ministros de Cristo” (vers. 23), y negaban que Pablo fuera un verdadero apóstol (cf. cap. 11: 15; 12: 11-12) o representante de Cristo (cap. 11: 23). Pero en realidad los “falsos apóstoles” (vers. 13) y “ministros” de injusticia eran ellos (vers. 15). Estas características son típicas del bando judaizante de la iglesia primitiva y no de algún otro grupo claramente definido del tiempo de Pablo, y por lo tanto es razonable concluir que eran judaizantes.” CBA, 2 Corintios 11:22
“En ninguna otra parte de los escritos de Pablo hay algo que se pueda comparar con el espíritu y el método que se ven en los cap. 10- 13.” CBA, 2 Corintios 10:1
Estos falsos profetas habían llegado a Corinto en ausencia de Pablo cuando la iglesia ya estaba establecida. Se habían dado a la tarea de denigrar el ministerio de Pablo: hablando de su apariencia física, (10:10), criticando su manera de hablar, (10:10, 11:6), hallando falta en su manera de escribir, (10:1) y criticando su manera de ganar el sustento. (11:9).
Decían que Pablo no era apóstol porque no recibía remuneración de ellos. Pablo explica de dónde venía su salario cuando estuvo en Corinto y por qué se condujo de esa manera.
Obviamente las criticas eran superficiales y sin sentido, excusas para atacar al mensajero. Atacando al mensajero buscaban desacreditar el mensaje. El peligro estaba la introducción de enseñanzas sutilmente falsas en la iglesia.
Estos falsos apóstoles se exaltaban a sí mismos, buscaban protagonismo. Con su enseñanza y liderazgo habían logrado someter a algunos en Corinto. Pablo reprende a los hermanos que habían caído en sus redes: “Miráis las cosas según la apariencia.” (10:7). Es necesario mirar más allá de las apariencias al mensaje que trae el mensajero y al fruto de su mensaje. ¿Divide o une la iglesia? ¿Busca construir o destruir? ¿A quién exalta?
Pablo se ve obligado a defender su ministerio, porque defendiéndolo, defiende la predicación del evangelio y la obra realizada en Corinto. Es digna de notar la manera en que lo hace. No destaca sus talentos y habilidades, no habla de logros, o con quién se reunió, o dónde estuvo. Lo hace con un recuento de sus pruebas.
Como dijo antes, se gloría “conforme a la regla que Dios nos ha dado”. El recuento de sus pruebas evoca sus palabras a los Gálatas: “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo ha sido crucificado para mí y yo para el mundo.” (Gálatas 6:14). Se gloría en la cruz de Cristo.
En nuestro tiempo existe el mismo peligro. Abundan mensajeros con variedad de mensajes. Miremos más allá de las apariencias. No nos dejemos impresionar por el talento y las apariencias de los “grandes apóstoles”. Hay quienes por seguir a un carismático predicador se extraviaron de la fe. Mas allá de las simpatías humanas debemos atesorar el verdadero y único evangelio.
Rechacemos cualquier ministerio que se dedique a la crítica de pastores o de la iglesia. Este es el espíritu del enemigo. El veneno puede encontrarse mezclado en un “buen mensaje”. Personalmente rechazo cualquier predicador que hable de lo que hizo “un pastor en California”, o “una iglesia” en Europa. Hay mucho de qué hablar en la Biblia y en el Espíritu de Profecía. Me interesa un “así dice Jehová”, háblame más de Cristo.
Rehusemos ser parte de cualquier grupo que procure dividir la iglesia, no importa de qué tema o de qué persona se trate. “Dios tiene una iglesia en la tierra, que es su pueblo escogido, que guarda sus mandamientos. Él está conduciendo, no ramas extraviadas, no uno aquí y otro allá, sino un pueblo.” 2 JT 362
Guarde Dios nuestros pasos siempre en el camino de vida, claro el evangelio en nuestra mente y corazón, siempre como parte de su pueblo fiel que sigue y espera a Jesús.
Que tengas un día muy bendecido junto a tus amados.