Martes, julio 8 – Romanos 12, 13

1. ¿Por qué medio somos transformados? (Romanos 12:2)

2. ¿Con qué debemos vencer el mal? (Romanos 12:21)

3. ¿Qué dice Pablo que es la autoridad? (Romanos 13:4)

4. ¿Qué enseña Pablo sobre el diario vivir? (Romanos 13:11–14)

El llamado de Romanos 12:2 es directo y poderoso: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento”. Pablo nos recuerda que la verdadera transformación no es externa, sino interna, y solo ocurre cuando el Espíritu Santo renueva nuestra mente. Esta renovación nos aleja del conformismo del mundo y nos dirige hacia una vida centrada en Cristo.

La obediencia, entonces, no debe surgir de una imposición externa, sino de un corazón agradecido por la gracia recibida. La imagen del sacrificio en el Antiguo Testamento, el animal entregado, partido y ofrecido por el sacerdote, ilustra que Dios desea algo más profundo: “Mejor es obedecer que sacrificar” (1 Samuel 15:22). Por eso, nos llama a ofrecer nuestros cuerpos “en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios” (Romanos 12:1), lo que significa consagrar nuestra voluntad, energías y recursos a su servicio cada día.

En Romanos 12:4–8, Pablo compara la iglesia con un cuerpo compuesto por muchos miembros. Cada uno tiene dones distintos pero necesarios, dados por Dios. Usarlos bien implica reconocer su origen divino, conocer nuestras fortalezas, dedicarlos al servicio del Señor y colaborar generosamente con los demás. Nadie tiene todos los dones, pero juntos edificamos el cuerpo de Cristo.

Pablo también exhorta a practicar el amor sincero, no fingido. Dice: “No paguéis a nadie mal por mal… Si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer” (Romanos 12:17, 20). Amar verdaderamente implica actuar: perdonar, ayudar, servir incluso al enemigo. Esta actitud rompe ciclos de venganza, promueve el arrepentimiento y libera nuestros corazones de amargura.

Respecto a la frase “ascuas de fuego sobre su cabeza” (v. 20), muchos estudiosos creen que alude a una tradición egipcia en la cual una persona en señal de arrepentimiento público llevaba brasas encendidas sobre la cabeza. Así, Pablo sugiere que la bondad hacia quien nos ha ofendido puede despertar en él conciencia y cambio.

El capítulo 13 subraya la importancia de respetar a la autoridad civil: “Porque es servidor de Dios para tu bien” (Romanos 13:4). Los cristianos deben abstenerse de prácticas deshonestas como fraude, contrabando o evasión fiscal. Además, Pablo aconseja prudencia financiera: no adquirir deudas que no se puedan pagar y honrar a cada quien lo que le es debido. Al fin de cuentas, toda la ley se resume en una sola frase: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (v. 9).

Romanos 13:11–14 ofrece una guía práctica para el diario vivir cristiano. Pablo nos llama a despertar del sueño espiritual, pues “ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación”, a desechar las obras de las tinieblas y vestirnos de las armas de la luz, a andar honestamente, evitando excesos, envidias y deseos carnales y a vestirnos del Señor Jesucristo, viviendo bajo su justicia, gracia y señorío.

La “armadura de luz” representa las virtudes cristianas que nos protegen de las tinieblas y nos fortalecen para la vida espiritual.

“La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable. Amén.” (Efesios 6:24)

Que tengas un día muy bendecido y próspero.