


Miércoles, julio 30 – Hebreos 3, 4
1. ¿Quién es el apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra profesión? Hebreos 3:1
2. ¿Por qué razón el pueblo que salió de Egipto no entró en el reposo? Hebreos 3:19
3. ¿Qué califica a Jesús para ser nuestro Sumo Sacerdote? Hebreos 4:15
La carta a los hebreos revela el ministerio de Jesús cuando ascendió al cielo. Es la aplicación del ministerio del Sumo Sacerdote en el santuario al ministerio de Cristo. Es la explicación del cumplimiento y de la culminación de lo revelado por Dios a su pueblo en el Antiguo Testamento. Es el enlace perfecto entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento.
En cuanto al tema y propósito de la carta, podemos identificar dos propósitos principales:
1. La carta fue escrita es un tiempo de fuerte persecución para la iglesia que se encontraba en un fuego cruzado entre los judíos y Nerón, emperador romano.
“Con la creciente persecución, algunos de los cristianos judíos se desanimaron. Comenzaron a dudar si el cristianismo realmente era el camino nuevo y victorioso de Dios hacia el reino eterno. Aparentemente, el judaísmo parecía estar tan firme como siempre, mientras que el cristianismo parecía dirigirse al desastre. Algunos habían dejado de asistir a reuniones cristianas e incluso habían renunciado a su fe cristiana y habían vuelto al judaísmo (Heb 10:25-31). La carta a los hebreos fue escrita para tranquilizar a los creyentes judíos y evitar que vuelvan a sus prácticas religiosas anteriores (Heb 2:1-3).” Bridgeway Bible Commentary
2. “Los cristianos de origen judío aún guardaban las fiestas, seguían sacrificando como en años anteriores y continuaban en su celo por la ley ceremonial (ver Hech. 15). Tenían sólo un vago concepto de la obra de Cristo en el santuario celestial; sabían poco de su ministerio; no comprendían que sus sacrificios eran inútiles debido al gran sacrificio del Calvario. Esos millares de cristianos judaicos “todos… celosos por la ley” (Hech. 21:20), tendrían que enfrentarse a una crisis cuando fueran destruidos la ciudad y el templo. Esto evidentemente ocurrió sólo un corto tiempo después de que se escribió la Epístola a los Hebreos (ver t. VI, pp. 89, 109-110).” CBA, Introducción a Hebreos, Marco Histórico
En Hebreos 3 y 4 el apóstol hace una aplicación de la experiencia del éxodo a la experiencia del cristiano en Cristo.
Jesús es superior a Moisés quien fue apóstol de Israel para sacar al pueblo de Egipto y llevarlo al reposo de la tierra prometida. Este es un símbolo del llamado del Espíritu Santo al pueblo de Dios a confiar en Jehová en las dificultades del desierto y a entrar en el reposo de la salvación y la Canaán celestial.
Dios provee el reposo a su pueblo, reposo del pecado, reposo del temor, reposo de la angustia, reposo en la esperanza. Por la fe en Jesús, por nuestra confianza en las promesas de Dios, entramos en su reposo.
Para su pueblo y para todos es la invitación del Espíritu: «Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, donde me tentaron vuestros padres; me pusieron a prueba y vieron mis obras cuarenta años. Por eso me disgusté contra aquella generación y dije: “Siempre andan vagando en su corazón y no han conocido mis caminos.” Por tanto, juré en mi ira: “No entrarán en mi reposo.”” 3:7-9
Lo anterior es una cita de Salmos 95:7-11. Aquí se refiere a la experiencia del pueblo de Israel. Aquellos que salieron de Egipto frustraron el propósito de Dios y no pudieron entrar en el reposo de la tierra prometida a causa de su incredulidad.
El pueblo de Dios encuentra el reposo en el cumplimiento del propósito de Dios. En estos dos capítulos el reposo representa:
1. La entrada de Israel a la tierra prometida. 3:16,17
2. La aceptación de Jesús por la fe como el Mesías Salvador. 4:1,2
3. El reposo eterno del pueblo de Dios cuando entre en la Canaán celestial. 4:9-11
4. El reposo semanal sabático es el símbolo y anticipo de estos reposos. 4:4
La clave para tener la fe que nos permita entrar en el reposo está en la Palabra de Dios. Allí está la fuente de la fe. Es viva y es eficaz, es más cortante que una espada de dos filos, penetra hasta los tuétanos y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Abracemos fuertemente la Palabra de Dios, es clave para conseguir la fe que nos permite entrar en el reposo.
El tema del reposo para el pueblo de Dios termina en el capítulo 4 con una tierna invitación: “Tenemos un Sumo Sacerdote que puede compadecerse de nosotros puesto que fue tentado en todo según nuestra semejanza. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” 4:15, 16
Atendamos hoy la tierna invitación del Espíritu a entrar en el reposo de Dios acercándonos con confianza al trono de la gracia. Desechemos la incredulidad creyendo firmemente en su promesa.
Dios te conceda un día bendecido.