


Martes, marzo 11 – Joel 1, 2
1. Mencione las cuatro fases del desarrollo de las langostas que invadieron a la tierra de Israel. (Joel 1:4)
2. ¿Por qué motivos debÃan los sacerdotes lamentarse y los ministros del altar gemir? (Joel 1:13)
3. ¿Qué urgente pedido le hace el profeta al pueblo de Israel? (Joel 2:1)
4. ¿Qué caracterÃsticas debÃa tener la conversión a la que llama Jehová? (Joel 2:12)
El libro de Joel es el segundo de los Profetas Menores. Su fecha de composición es incierta, pero algunos estudiosos lo ubican entre los siglos IX y VII a.C. El mensaje del profeta es un llamado a la reforma, comenzando con un cuadro de juicio y terminando con una promesa de restauración. Joel enfatiza la necesidad del arrepentimiento genuino y destaca los beneficios de la fidelidad a Dios.
El libro también contiene profecÃas sobre “el dÃa de Jehová” (Joel 1:15), las cuales son citadas por otros profetas y son relevantes para los últimos tiempos. La profecÃa de Joel se puede dividir en dos secciones: 1) La adversidad y el llamado al arrepentimiento (1:1-2:17) y 2) La promesa de liberación y restauración (2:18-3:21).
El nombre Joel significa “Jehová es Dios”. La plaga de langostas devastó Judá y anunció tiempos de hambre y ruina financiera. La destrucción fue tan severa que se debÃa contar a las futuras generaciones.
El profeta insta a la nación a lamentarse por la devastación, con la pasión de una viuda. La crisis fue tan grave que ni siquiera habÃa suficiente para las ofrendas en el templo.
Joel llama a los lÃderes religiosos y al pueblo a arrepentirse a través de:
• Ayuno: Dar prioridad a Dios sobre las necesidades fÃsicas.
• Asamblea: Unirse en oración y arrepentimiento.
• Ancianos: Los lÃderes debÃan tomar la iniciativa.
• Clamor a Jehová: Buscar misericordia divina.
El “dÃa de Jehová” representa el juicio divino. En un sentido amplio, se refiere al dÃa del juicio final, pero también incluye juicios intermedios, como la plaga de langostas y la sequÃa. La profecÃa también se vincula con la gran tribulación antes del retorno de Cristo.
En Joel 2 el profeta describe una futura invasión de un ejército devastador, comparado con langostas. Este evento es parte del “dÃa de Jehová”. Cuando el pueblo está bien con Dios, espera su dÃa con gozo; si está en pecado, lo teme.
El profeta llama al pueblo a un arrepentimiento sincero, a convertirse a Dios y alejarse del pecado, arrepentirse con todo el corazón y a demostrarlo con acción (ayuno) y de corazón (con lloro y lamento).
Joel 2:13 dice: “ConvertÃos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia”. Nos acercamos a Dios con confianza en su amor y perdón. No es su juicio lo que nos motiva al arrepentimiento, sino su bondad (Romanos 2:4).
Joel anticipa un gran derramamiento del EspÃritu Santo, cumpliéndose parcialmente en Pentecostés (Hechos 2). Dios restaurará la bendición material y espiritual a su pueblo. También profetiza eventos catastróficos en los cielos y en la tierra antes del “gran y terrible dÃa de Jehová”, pero promete que “todo el que invocare el nombre de Jehová será salvo” (Joel 2:32).
Las promesas hechas a Israel se cumplen en el Israel espiritual, la iglesia. Sus exhortaciones a convertirse a Dios con todo el corazón, a rasgar el corazón, a proclamar dÃa de arrepentimiento y oración, a reunir al pueblo para buscar a Dios y a clamar a Dios con humildad siguen vigentes.
Si prestamos atención Dios nos bendecirá: Nos gozaremos en Jehová (Joel 2:23), recibiremos la “lluvia temprana y tardÃa” del EspÃritu Santo (Joel 2:23, 28), veremos señales de su poder en la tierra y el cielo (Joel 2:30) y seremos parte del remanente fiel (Joel 2:32).
“La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable. Amén.” (Efesios 6:24)
¡Que un dÃa bendecido y próspero!