


Lunes, marzo 3 – Ezequiel 32, 33
1. ¿Cuál es la responsabilidad del atalaya y cuál es la responsabilidad del que lo oye? Ezequiel 33:9
2. ¿Qué le pasa al justo si comete iniquidad? Ezequiel 33:18
3. ¿Qué sucederá al impío cuando se arrepienta? Ezequiel 33:19
Es interesante estudiar el tema de la inspiración, es decir, cómo Dios comunica el mensaje al profeta y cómo el profeta a su vez lo comunica a quien lo recibe. El pastor Juan Carlos Viera, quien fuera director del Centro White, identificó seis maneras que usa Dios para comunicar o inspirar su mensaje a los profetas. Estas son:
1. Por visión, Dios habla “a través de visiones y sueños proféticos”.
2. Por el testimonio del profeta, Dios le inspira “a contar su propia versión de las cosas vistas y oídas”.
3. Investigando la historia, un ejemplo de esto es Lucas.
4. Los consejos del profeta, “el profeta actúa como consejero del pueblo de Dios”.
5. Las cartas o epístolas, “el profeta escribe saludos, nombres, circunstancias o incluso cosas comunes que no requieren una revelación especial”.
6. El modelo literario, en el que “el Espíritu Santo inspira al profeta a expresar sus sentimientos y emociones íntimas a través de la poesía y la prosa, como en los salmos”.
(May 30, 1996, issue of the Adventist Review, The Dynamics of Inspiration)
El método o manera de inspiración de Isaías, Jeremías, Ezequiel y otros corresponde al número seis. Dios no dictaba verbalmente el mensaje, sino que lo revelaba en palabras, en sueños, a través de un ángel o en visión y el profeta lo ponía en sus propias palabras. Esas palabras podían ser simples y directas o podían ser poéticas y hermosas, dependía del estilo y de la personalidad del profeta. Lo mismo sucede con los predicadores hoy, no todos tienen el mismo estilo, pero reciben inspiración de Dios. La revelación era de Dios, las palabras y el estilo eran del profeta. Esto es evidente en los escritos de Ezequiel.
El capítulo 32 es una profecía sobre Egipto, una gran nación y potencia militar del tiempo. “Este es el último capítulo de la serie de profecías dirigidas contra Egipto. En los vers. 1-16 se acusa a Egipto representado por un dragón. Los vers. 17-32 son una endecha para Egipto que desciende al Seol.” CBA, Ezequiel 32:1
Compara a Egipto con un dragón en el Nilo. Describe la destrucción que sufriría a manos de invasores babilonios. Profetiza la victoria total de Babilonia sobre Egipto. Describe su destino final como yendo al sepulcro a unirse a otras grandes naciones que le precedieron en ese camino como Asiria, Elam, Mesec, Tubal, Edom, Siria y Sidón.
Sobre el capítulo 33 dice el Comentario Bíblico Adventista: “Aquí comienza una nueva fase del ministerio de Ezequiel y se renueva la comisión profética.” CBA, Ezequiel 33:2
El centinela o atalaya tiene la gran responsabilidad de ver y advertir al pueblo del peligro. Esto no quita la responsabilidad del pueblo, sea que haya oído el mensaje o no; pero el centinela será responsable por su llamado y por su mensaje si ve el peligro y no da a tiempo la clarinada de advertencia. (33:10)
Los versículos que siguen enseñan la responsabilidad personal de permanecer en la fe. El justo debe permanecer en fe y obediencia y el pecador debe arrepentirse. Este pasaje pone en evidencia el error de la doctrina “una vez salvos, siempre salvos”.
Los judíos tenían orgullo nacional y espiritual mal fundado. Creían que por ser descendientes de Abraham, Jacob, Moisés y David tenían el derecho a la tierra y a la salvación. Cuidado con el orgullo. Nosotros podemos caer en el mismo error al pensar en la fe y en la fidelidad de nuestros padres y en nuestra herencia denominacional. Qué bueno recibir el legado espiritual y la herencia de nuestros padres; pero cada uno es responsable ante Dios por su propia alma y por su influencia en los demás.
Creían que Jehová había sido infiel a sus promesas e injusto con ellos debido a este error en su pensamiento, que Ezequiel está buscando corregir. (33:17-19)
A quienes habían quedado detrás en la tierra desolada y pensaban que aun tenían derecho a ella, Dios le dice que el derecho no viene por su ascendencia, sino por su relación con Él como su pueblo. (33:24, 25)
Dios busca que entiendan que el cautiverio y la destrucción habían venido a causa de su apostasía y de su maldad.
El capítulo 33 termina con una seria y solemne advertencia y exhortación a no conformarse con oír el mensaje, sino a guardarlo en el corazón. No se trata de admirar a un predicador ni de apreciar la belleza del mensaje.
“Y tú eres para ellos como un cantor de amores, de hermosa voz y que canta bien. Ellos oyen tus palabras, pero no las ponen por obra. Sin embargo, cuando eso llegue (y ya está llegando), sabrán que en medio de ellos hubo un profeta.” 33:32, 33
Dios nos permita por su gracia y misericordia oír y guardar en el corazón sus palabras, para apreciarlas y para ponerlas por obra. Te conceda Jehová hoy un día muy bendecido junto a tu familia.