


Domingo, mayo 4 – Mateo 17, Marcos 8
1. ¿Qué invitación hace Dios en Mateo 17:5?
2. ¿Cuál fue la respuesta de Jesús a la pregunta: “¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera?” (Mateo 17:20)
3. ¿Cómo respondió Jesús a la pregunta: “¿De dónde podrá alguien saciar de pan a estos aquí en el desierto?” (Marcos 8:5)
4. Ante la pregunta, “¿Y vosotros, quién decís que soy yo?”, ¿cómo respondió Pedro? (Marcos 8:29)
5. ¿Quién es Jesús para ti?
Hoy es otra oportunidad para agradecer a Dios por un nuevo amanecer, una nueva oportunidad, una esperanza renovada y un nuevo comienzo. Te invito a reflexionar en estas escenas de la vida de Jesús, que sin duda pueden fortalecer tu fe.
La Transfiguración de Jesús es un acto divino que no deja lugar a dudas de que Él es Dios con nosotros. El mismo Dios da testimonio:
“Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.” (Mateo 17:5)
Esta revelación de la gloria de Jesús tiene un significado profundo: es un anticipo de la gloria que recibiría después de su muerte y resurrección. Fue un momento de fortaleza para los discípulos, quienes pronto enfrentarían las tinieblas de la cruz.
A veces nos sentimos solos y cargados por pruebas que alimentan el desaliento. A ti te dice el Salvador: “Yo sufrí el Calvario; vencí la muerte para que tú seas un vencedor. Solo pon tu fe en mí.”
“Cuando llegaron al gentío, vino a él un hombre que se arrodilló delante de él, diciendo: Señor, ten misericordia de mi hijo…” (Mateo 17:14–15)
El término lunático ha sido interpretado como un tipo de esquizofrenia, una enfermedad mental que, en tiempos de Cristo, no tenía cura. Muchos eran abandonados por sus familias. Sin embargo, en este caso, el padre buscó ayuda en Jesús, la fuente confiable de sanidad y vida.
“Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. Pero este género no sale sino con oración y ayuno.” (Mateo 17:19–21)
Las crisis suelen llegar de repente. A veces parecen montañas imposibles de mover. Pero recuerda: si no puedes mover la montaña, atrévete a escalarla. Establece metas espirituales y asciende hasta la cima; y una vez allí, estarás en posición de presenciar el milagro. Quizás hoy necesites un milagro. Pon tu fe en acción.
“Cuando llegaron a Capernaum, vinieron a Pedro los que cobraban las dos dracmas, y le dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas? Él dijo: Sí. Y al entrar él en casa, Jesús le habló primero, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños? Pedro le respondió: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos. Sin embargo, para no ofenderles, ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo; y al abrirle la boca, hallarás un estatero; tómalo, y dáselo por mí y por ti.” (Mateo 17:24–27)
Jesús tenía todo el derecho de no pagar el impuesto. Como Dios y Creador, Él es dueño de todas las cosas. Sin embargo, nos dejó una lección: debemos ser responsables con nuestras obligaciones terrenales y confiar en que Él es capaz de proveer—hasta por los medios más improbables. Dios puso monedas en la boca de un pez; así también puede poner alimento en tu mesa o suplir cualquier necesidad que tengas.
“Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase.” (Marcos 8:22)
Al menos tres de los discípulos eran de Betsaida. Estaban en territorio conocido, y en aquellos días se creía comúnmente que tocar a Dios traía sanidad. Hoy no podemos tocar físicamente a Jesús, pero podemos confiar en Su Palabra y, por la fe, ser sanados.
“Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.” (Marcos 8:34)
Así termina el capítulo, con una invitación a seguir a Jesús. Es mi oración que Dios te conceda el milagro que necesitas hoy.