


Lunes, mayo 5 – Marcos 9, Mateo 18
1. ¿Por qué los discípulos no pudieron echar el demonio de este muchacho? Marcos 9:28,29
2. ¿A quién puso de ejemplo Jesús de la persona que entra al reino de los cielos? Mateo 18:2,3
3. ¿Cuántas veces se debe perdonar al hermano? Mateo 18:22
Tenemos el gozo y el privilegio de pasar momentos gloriosos de comunión con Dios. Hay momentos muy especiales de adoración en la congregación también. Por gloriosos y especiales que sean estos momentos, no podemos quedarnos a vivir ahí. La sugerencia de Pedro de hacer enramadas para quedar en el monte de la transfiguración no fue bien pensada. Marcos explica sus palabras así: “No sabía lo que hablaba, pues estaban asustados” 9:6.
Es necesario seguir a Jesús al valle porque en el dolor y la necesidad de los seres humanos está la misión. Si hacemos enramadas para quedar en el monte vamos a perder la compañía de Jesús.
En el monte está la alabanza, la revelación, la gloria y la alegría. En el valle hay dolor, preocupación y lucha. Para servir con Jesús en el valle son necesarios el ayuno y la oración. La vida saludable del cristiano está en el balance correcto entre el monte y el valle.
Los discípulos no entendían algunas de sus declaraciones más profundas y significativas de Jesús a pesar de que andaban con Él. No entendían lo que les decía sobre su muerte, no entendían lo que les decía acerca de su resurrección y no se atrevían a preguntar, tal vez porque preferían vivir en el mundo de sus expectativas. En vez de preocuparse por el significado de sus palabras, estaban dominados por su propia agenda, pensando en su lugar en el reino que esperaban.
Sería bueno preguntarnos si realmente deseamos entender el plan de Dios. ¿Qué pasa cuando somos sorprendidos porque Dios no actúa de la forma en que esperamos? ¿Dónde está el problema cuando Dios no se desempeña a la altura de nuestras expectativas?
Marzos 9 concluye con importantes lecciones:
Es una ofensa grave ante Dios ser estorbo a las almas, especialmente a los tiernos en la fe, a los más jóvenes y vulnerables. Tengamos mucho cuidado.
Debemos ser radicales en evitar el pecado, en lo que hacemos: la mano, en dónde vamos: el pie, y en lo que vemos: el ojo. Es mejor sacrificar el trabajo, alguna ventaja, perder un lugar o una fiesta que, por estas cosas, perder el alma.
Jesús no está hablando literalmente. No nos está mandando a la mutilación, porque claramente el problema no está en la mano, en el pie o en el ojo, si no en el alma y en la mente que los gobierna. Jesús está usando la hipérbole para comunicar la importancia de lo que está diciendo.
Cuando habla, en esta misma declaración, del gusano que no muere y del fuego que no se apaga, está usando también la hipérbole con el mismo propósito.
La enseñanza no es que debes cortarte el brazo o el pie. Tampoco enseña que en el infierno el gusano es eterno y que el fuego no se apaga. La palabra que usa para infierno es “geena” que viene de la palabra “gehinnom”, una referencia clara al “Valle de Hinom”, este lugar proverbialmente famoso en las afueras de Jerusalén en donde el fuego ardía siempre porque se quemaba la basura. El nombre infiere maldad y juicio por las prácticas abominables con que se le asociaba.
La enseñanza de Jesús en relación con el tema del castigo final es que el castigo es eterno en su resultado o finalidad (Mateo 25:46). El castigo de los impíos es la muerte eterna, no la tortura eterna.
Debemos ser estrictos en vivir y aplicar en cada caso la regla que Jesús establece para el trato con quien ha pecado. Esto traerá sanidad y bendición a la iglesia. Lo contrario traerá dolor y problemas. Mateo 18:13-17
“Hacer circular informes acerca de lo que el hermano pueda haber hecho, hará difícil, o aun imposible, ganarle el corazón. Quizá en este punto, más que en cualquier otro aspecto de las relaciones personales, tenemos el privilegio de aplicar la Regla de Oro (ver com. cap. 7: 12). Cuanta menos publicidad se le dé a una acción equivocada, tanto mejor.” CBA, Mateo 18:15
“Alguien ha dicho que la mejor forma de deshacerse de los enemigos es transformarlos en amigos. El talento de la influencia es un sagrado tesoro confiado por Dios, del cual inevitablemente seremos llamados a dar cuenta en el día del juicio. ‘Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios’” (ver com. cap. 5: 9).” CBA, Mateo 18:15
Es mi oración que tengas hoy un día muy bendecido.