


Martes, noviembre 12 – 2 Reyes 15, Isaías 1
1. Según Romanos 6:23, ¿cuál fue el pecado de Azarías y “la paga” de tal pecado? (2 Reyes 15:4-5)
2. ¿Por qué era tan importante que el rey fuera enterrado en la Ciudad de David? (2 Reyes 15:6-7)
3. ¿Cómo demuestra 2 Reyes 15 que la historia se repite? (2 Reyes 15:34-35)
Comentario y reflexión:
Un amigo me contó una vez sobre un pariente que compartía nuestro amor por el Evangelio. Su tío era un carpintero excepcional, ebanista y un excelente comunicador. Aunque era sordo, no perdía una palabra si lo mirabas cuando hablaba. Sus respuestas a las preguntas confirmaban que era un maestro en leer los labios.
Su tío tuvo éxito en la comunicación y en los negocios porque estaba atento a cada palabra. Se concentraba en recibir el mensaje. Si se distraía mirando lo que hacían los vecinos o lo que perseguía el perro, se perdía el mensaje de lo que otros le decían.
En 2 Reyes 15:3, 4, notamos que Azarías (también conocido como Uzías) hizo lo recto ante los ojos de Dios, siguiendo el ejemplo de su padre en servir al Señor. Sin embargo, no estaba escuchando atentamente todo lo que Dios había dicho. Conocía las instrucciones de Dios en los Diez Mandamientos, al igual que Judá. Pero no prestaban atención estricta a todas las palabras de Dios, o de lo contrario habrían quitado los lugares altos, y el pueblo habría ido al Templo o a los sacerdotes designados por Dios en lugar de hacer sacrificios e incensar en los lugares altos.
El pueblo de Judá debería haber “leído” los labios de Dios. Años antes le había dado instrucciones precisas a Moisés, y Moisés las había transmitido al pueblo. Se les dijo a los padres que colocaran recordatorios en sus hogares y que repitieran las instrucciones de Dios oralmente para que el pueblo no olvidara Sus mandamientos. Pero el pueblo de Judá había dejado de enfocarse en Dios y, por lo tanto, desobedecía.
¡La obediencia retrasada es desobediencia! Han pasado muchos siglos, pero Malaquías 3:6 dice: “Porque yo Jehová no cambio…” Todavía quiere que escuchemos todas Sus instrucciones. Debemos prestar mucha atención y no distraernos con el pecado que nos rodea en este mundo. Podemos lograrlo asegurando que cada área de nuestras vidas se conforme a la Palabra de Dios y abriendo nuestros corazones a Sus instrucciones.
A.W. Tozer dijo: “Dios nunca cambia de humor ni se enfría en Sus afectos ni pierde entusiasmo. Su actitud hacia el pecado es la misma que cuando expulsó al hombre pecador del jardín, y Su actitud hacia el pecador es la misma que cuando extendió Su mano y clamó: ‘Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar’.”