


Domingo, noviembre 17 – Amós 2, 3 – Lectura adicional, Profetas y Reyes capitulo 23, “El cautiverio asirio”
1. “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” ¿Quiénes son esos dos? (Amós 3:3)
2. “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas.” ¿Nos ha dado Dios un profeta para estos últimos días? (Amós 3:7)
Comentario y reflexión:
Amós era un pastor de ovejas. Escribió sus nueve capítulos “dos años antes del terremoto.” Fue un profeta “laico” cuyo tiempo de ministerio fue corto. Debemos escuchar a los laicos cuando Dios les da un mensaje, aunque no tengan posiciones y el mensaje parezca negativo o difícil de escuchar.
En los capítulos 2 y 3 se mencionan juicios contra Moab, Judá e Israel, aunque solo dos versículos se dedican a Judá.
Hasta ese momento, Judá había tenido 81 años consecutivos de hacer lo bueno ante los ojos de Jehová. A pesar de muchos años de fidelidad, Dios previó que eventualmente habría un alejamiento y que sería necesario una corrección.
Estos dos versículos son frecuentemente citados: “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas,” y “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?”
El segundo versículo a menudo se menciona en bodas, pero no se trata de la relación entre esposos; se trata de Dios y de Su pueblo, de estar en comunión y en acuerdo con Él.
Cuando Dios habló a través de Sus siervos, los profetas, fue generalmente para dar reprensión. Durante los muchos años buenos de Judá, se registraron pocos profetas y pocos pasajes bíblicos. Judá hizo lo bueno ante los ojos de Jehová por aproximadamente 75% del tiempo. Casi todo el registro bíblico y la mayoría de las profecías se enfocan en los tiempos menos frecuentes cuando el pueblo de Dios no estaba caminando en sus caminos.
En algún momento pensé que sería bueno hacerle una pregunta a un profeta, pero considerando su función, recibir una llamada de un profeta quizás sería lo último que querría, ya que probablemente significaría una advertencia o una corrección.
¿Cómo ha sido tu vida (o la de tu nación o denominación) en los últimos 81 años? ¿Está registrado en los libros del cielo que hemos “hecho lo bueno ante los ojos de Jehová”? Si la respuesta es afirmativa, ¿por qué estamos aquí? ¿Por qué aún no ha venido el Señor?
¿Nos ha dado Dios mensajes para estos últimos días? ¿Estamos prestando atención a estas profecías?
Si tuviéramos un profeta que escribiera: “Es una solemne declaración la que hago a la iglesia, de que ni uno de cada veinte de aquellos cuyos nombres están registrados en los libros de la iglesia se halla preparado para terminar su historia terrenal, y que estaría tan ciertamente sin Dios y sin esperanza en el mundo como el pecador común.” (Servicio Cristiano, 52), ¿haríamos un examen serio de nuestro corazón?
¿Prestaríamos atención al consejo si tuviéramos un profeta que nos dijera cómo comer, vestirnos y vivir?
Si Dios nos dio un profeta que escribió que “un mensaje precioso,” “el mensaje del tercer ángel,” “que iluminaría toda la tierra con su gloria,” nos fue dado por Dios a través de dos individuos (Jones y Waggoner en 1888), ¿leeríamos los escritos de esas personas? (Testimonios para Ministros, p. 91)
Considerando los consejos anteriores y muchos otros, ¿estamos tú, yo y el pueblo de Dios caminando juntos en acuerdo con Jehová?
¿Qué significa estar “en acuerdo con Dios”? Significa estar en unidad con Él, tener Su mente, tener Su perspectiva.
“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre” (Filipenses 2:5-9).
Estar de acuerdo con Él implica despojarnos de toda reputación, una muerte total al yo, ser crucificados con Cristo cada día, renacer completamente nuevos, victoriosos a través de Su Espíritu, y dar gloria a Su Nombre en todo.