


Miércoles, octubre 30 – 2 Crónicas 22, 23 – Lectura adicional, Profetas y Reyes capítulo 16, “Caída de la casa de Acab”
1. ¿Qué mujer reino en Juda cuando mataron a Ocozías? 2 Crónicas 22:12
2. ¿Qué sacerdote se animó a hacerle frente a Atalía? 2 Crónicas 23:1
3. ¿Qué hijo de Ocozías fue salvado por su hermana para que llegara a ser rey de Juda? 2 Crónicas 22:11
Estamos leyendo sobre un tiempo de apostasía, pecado y violencia en los reinos de Juda y de Israel. El mismo rey de Juda, Ocozías, andaba bajo la influencia de Acab, el rey impío de Israel, porque su madre, Atalía, era la hija de Acab y Jezabel. Dice el versículo 2 que Atalía era hija de Omri, pero Omri fue su abuelo, el padre de Acab y fundador de la dinastía. Ocozías se conducía bajo el consejo malvado de su madre y de su tío, Joram, rey de Israel.
Atalía era una mujer impía y ambiciosa de poder como su madre Jezabel. Jezabel era la esposa pagana que escogió Acab, rey de Israel. No se conformó con ser el poder detrás del trono de su hijo, si no que, cuando vio que su hijo había muerto, hizo una matanza de los demás parientes de su hijo, Ocozías, para ella apoderarse del trono.
La gente temerosa de Dios pensó que todo estaba perdido. Era un tiempo difícil. La dinastía de David se salvó sólo por la acción valerosa y aislada de un par de personas. Al momento parecían ser actos secretos desesperados de resistencia sin muchas posibilidades de éxito, pero la mano de Dios estaba detrás de estos esfuerzos. Puede parecer que el mal ha triunfado definitivamente, que no hay esperanza para el pueblo de Dios, pero podemos confiar que no todo está perdido, a su tiempo Dios actuará para restaurar el dominio del bien y honrar las esperanzas de su pueblo.
Josabet, hija de Ocozias y hermana de Joás, escondió a Joás para preservarle la vida, para que no pereciera la descendencia de David. Seis años reino Atalía sobre Juda, una gobernante ilegitima porque ella no estaba en la línea de descendencia real en Juda.
En el séptimo año, el sumo sacerdote Joiada se llenó de valor y organizó al pueblo contra la tiranía de Atalía. El pueblo respondió y con muchas medidas de seguridad y con mucho cuidado, se hicieron los arreglos y se hizo el anuncio para colocar a Joás, el legítimo heredero, en el trono de Juda.
Atalía fue atrevida. Cuando oyó el ruido se apareció en el templo para indagar que sucedía. Cuando le informaron y vio el gozo del pueblo por la liberación, gritó “¡Traición! ¡Traición!”. Acusó a Joiada y los príncipes del pueblo de lo mismo que ella era culpable. La ilegitima era ella. Ella causó la muerte de su hijo, ella asesinó a los otros parientes de su hijo, se apoderó del trono, era temida porque era sanguinaria. Con el mal no se discute. No había por qué argumentar con la usurpadora. El mal gana terreno y el bien pierde su tiempo cuando argumentan. Atalía fue ajusticiada nada más hubo salido del templo. Pagó por sus crímenes, murió la usurpadora, quedó restablecido el reino legítimo de Juda.
“Así pereció el último miembro de la casa de Acab. El terrible mal que resultara de su unión con Jezabel subsistió hasta que pereció el último de sus descendientes. Aun en la tierra de Judá, donde el culto del verdadero Dios no había sido nunca desechado formalmente, Atalía había logrado seducir a muchos. Inmediatamente después de la ejecución de la reina impenitente, “todo el pueblo de la tierra entró en el templo de Baal, y derribáronlo: asimismo despedazaron enteramente sus altares y sus imágenes, y mataron a Mathán sacerdote de Baal delante de los altares.”” Profetas y Reyes 161
“Entonces Joiada pactó con todo el pueblo y el rey, que serían el pueblo de Jehová.” 2 Crónicas 23:16
Confirmemos hoy que somos pueblo de Jehová. No desmallemos cuando el mal triunfa y parece quedar establecido. Dios está en el cielo y Él vela por su pueblo. A su tiempo levantará a sus instrumentos escogidos y hará justicia.